Walter Lezcano acaba de publicar El condensador de flujo un libro de carácter existencial donde la cotidianeidad surge inaprensiva y frontal como pequeños instantes reunidos alrededor del tedio, el sexo, la amistad y el fantasma del fracaso como una mueca cínica asomándose a un costado del tiempo, vale decir la poesía "En mi caso, los libros de poesía surgen de un lugar medio enigmático e imprevisible", dijo el escritor durante la entrevista a Télam. "En El condensador de flujo lo que quería era retratar ciertas experiencias con un lenguaje que no terminara de ser completamente accesible. Pero tampoco quería utilizar figuras retóricas que entorpeciera ese retrato. La pregunta sería, ¿cómo darle entidad y forma literaria a hechos rutinarios, y que tienden a pasar completamente desapercibidos, sin traicionar su esencia? Me di cuenta de que quise responder esa pregunta. Fracasé, por supuesto. Pero está bien que así sea. Porque la escritura lo que hace es impulsar cuestionamientos más resolver dudas. La escritura literaria no debe cumplir nunca una función asistencialista."
¿Qué zonas sentís que te permite explorar la poesía que no encontrás en otros géneros?
Lo que tiene que ver con el caos y el misterio que significa hacer el intento de reflejar algo intangible y, a veces, indescifrable. Por otra parte, hay una cosa aventurera, de una emoción muy privada e íntima, en el hecho de buscar palabras que sirvan para atrapar un momento. Condensar significado es un laburo muy complejo. Y a esta altura del almanaque no está demás decirlo, la escritura de poesía es algo ingrato y atenta contra cualquier forma de confort. Me interesa ubicarme en esa zona de búsqueda. Por eso, también, los libros de poesía me salen muy cada tanto. Hay intensidades a las que conviene acercarse de forma espaciada y sabiendo los riesgos que se corre.
Fuente: Télam