Catamarca
Martes 23 de Abril de 2024
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"La política de retenciones tiende a diversificar la producción"

En Producción y comercio de granos, 1980-2012, el investigador y magister en Historia Económica José Pierri trabajó junto a un equipo de colaboradores sobre el hiperbólico crecimiento del cultivo de soja, la posibilidad de hacer existir algún instituto estatal que regule el comercio de granos, así como la necesidad de diversificar la producción y establecer algún tipo de política compensatoria para aquellos socialmente afectados por la reconversión tecnológica de los sembradíos.

El libro, publicado por la editorial Biblos, cuenta con la participación, entre otros especialistas, de Leonardo Cosenza, Ernesto Mattos, Susana Merlo, Mercedes Muro de Nadal y Ezequiel Orlando.

Pierri es profesor regular de Historia Económica y Social Argentina y de Historia Económica y Social General en la Universidad de Buenos Aires (UBA), además de investigador del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios de esa casa de estudios.

Este es el diálogo que sostuvo con Télam.

T : Antes de ir a aspectos más específicos del libro, quería preguntarle si usted considera que la renta agraria, históricamente en la Argentina, representaría una suerte de monocultivo, y si fuera así, no estaría obturando la diversificación productiva o incluso una política impositiva más radical y discriminada. En todo caso, ¿cuál piensa que es la razón para haber llegado a este punto?

P : La cuestión de la renta agraria pampeana y su apropiación atraviesa la historia argentina desde fines del siglo XIX y es, quizá, el principal condicionante de la evolución económica del país. Entiendo a nuestro país como dependiente, y en particular a las exportaciones de granos y carne. El mayor volumen de producción de granos -en especial, hoy de la soja- se destinó a la exportación y, en ese sentido, la Argentina ha sido dependiente de la políticas económicas de otras países poderosos para acceder a esos mercados. En su momento la agresiva política comercial de los Estados Unidos y la Política Agraria Común de Europa nos sacó del mercado y sólo la aparición de destinos exóticos como China, India, Irán, Bangladesh y otros, nos permitió recuperar participación en el comercio mundial. Insisto, la posibilidad de acceso efectivo al mercado mundial es el principal condicionante, más allá de aquellos que señalan que la cuestión del precio o la tecnología (que seguramente tienen importancia) son las principales influencias sobre la producción de granos.

El cultivo de soja se impuso por esas razones, fue el grano que largamente más aumentó su volumen en el comercio mundial, mucho más que el trigo y el maíz y seguramente por esa evolución, ofreció la mayor rentabilidad a los productores. Ese hecho es el que determina que más de la mitad de producción de granos sea de soja. Es imposible o muy difícil decirle a un productor que tiene asegurada alta ganancia con la soja que produzca otro cultivo que tendrá menor rentabilidad. Es así de simple. La política de establecer mayores retenciones a este cultivo que a otros tiende a diversificar. Pensemos que ocurriría si no hubiera retenciones a las exportaciones de soja, como alegremente suele señalar algún precandidato a presidente: sólo se cultivaría soja desde La Quiaca a Tierra del Fuego. Quizá podría establecerse, como he escuchado se hace en Uruguay, una ley que obligue a la rotación de cultivos. Sería otra forma de evitar el monocultivo y mejorar el uso de la tierra.

T : Lo que se llama el nuevo paradigma de los agronegocios, ¿cree usted que es un dispositivo que podría haberse armado de otra manera? ¿Cuál sería esa otra manera?

P : Sobre le tema de los agronegocios me interesa destacar, en contradicción con muchas opiniones, que la nueva agricultura basada en el contratismo de labores -siembra, pulverización y cosecha- en realidad ha empobrecido el conocimiento de las prácticas por parte de los propietarios de la tierra, sobre todo en el cultivo de soja y otras granos genéticamente modificados. Por el alto costo de la maquinaria (cosechadoras de 500 mil dólares), la producción queda en manos de contratistas, y los poseedores de tierra se transforman en cuasi rentistas y/o ocupados en otras actividades no vinculadas directamente a la producción. La pretensión de Monsanto de cobrar anualmente por el uso de sus semillas es otro elemento que parece modificar totalmente la producción por productores dueños de la semilla que cosechan. El único actor que puede modificar, así sea en parte, estos peligros, es el Estado.

T : ¿Existe la concentración productiva en ese sector? ¿Por qué? Una nueva Junta Nacional de Granos, ¿balancearía la cuestión o ese es un diseño obsoleto?

P : La concentración existe, no hay duda; entre los censos de 1988 y 2002 se eliminaron decenas de miles de explotaciones y la gran duda es si ese proceso sigue y en que medida. Mi impresión es que no es tan importante desde el 2002. Hoy nadie tiene el campo endeudado y en peligro de remate y/o esté queriendo venderlo. Soy partidario de la existencia de un ente estatal como la ex JNG que participe en el comercio. Por otra parte, en todos los países competidores de la Argentina existieron entes públicos o mixtos con participación de cooperativas. Se podría decir que un sistema de comercialización sin intervención del Estado es aún más obsoleto (a fines del siglo XIX los Estados no intervenían). Un ente estatal o mixto con participación de cooperativas, puede ser una empresa testigo que evite diferencias de precio importantes que hoy hay en la comercialización. Lo difícil es implementar la participación del Estado en la comercialización de soja. Allí es importante la propiedad de plantas aceiteras, que son la llave para controlar el negocio. El Estado debería poseer algunas plantas. La cuestión se complica. Pero nada es tan complicado que no pueda realizarse, quizá una asociación estado/cooperativas que posean plantas u otra manera de posibilitar que el Estado intervenga activamente en el comercio del principal grano en la actualidad.

T : ¿Cuál es el balance que su equipo hace de la producción y el comercio de granos en estas tres décadas?

P : El comercio de granos se concentró y extranjerizó desde los noventa, y una de sus características más importantes es el aumento de ventas directas, sin pasar por las Bolsas de Cereales, cuestión que resta transparencia a la actividad. El fenómeno se atenuó desde el 2002 gracias a políticas del Estado que favorecieron a las cooperativas, pero sigue teniendo las características comentadas.

T : Si se compara ese rubro con Brasil y Uruguay, ¿podría decirse que Argentina aprovechó las ventajas comparativas que supongo tiene respecto de esos dos países?

P : Faltan estudios comparativos con Brasil y Uruguay. Son muy difíciles de realizar dada la gran cantidad de variables que se deben tomar en cuenta: política cambiaria, impositiva, de transporte, distancias de flete, calidad de las tierras y clima, tipo de productores, etcétera. Argentina aprovechó las oportunidades, más allá de los gobiernos. Debe recordarse que hubo sucesivos récords de cosecha durante la dictadura militar y los gobiernos de Alfonsín, Menem, Duhalde, Kirchner y la actual presidenta. Más allá de las circunstancias y políticas económicas, la producción fue creciendo de manera casi ininterrumpida.

T : ¿Es cierto o es un mito urbano que los sembrados de soja han expulsado a cantidad de personas de las zonas rurales a la periferia de las grandes urbes? Si fuera cierto, ¿hay alguna política destinada a esa población en riesgo?

P : Distintos autores han afirmado la existencia de un desierto verde que convive con los récords de producción. Efectivamente, como señalé más arriba, el conjunto semilla genéticamente modificada/glifosato/siembra directa más el extraordinario tamaño de la maquinaria agrícola, ha eliminado mucho horas de arado, laboreo y cosecha, y tercerizado por medio de contratistas esas tareas. No soy ingeniero agrónomo, pero quizá podría pensarse en propender a una agricultura con mayor cantidad de agricultores. Normas estatales que obliguen a la rotación y que incluyan también la obligación de rotar cultivos con y sin Semilla GM; y Siembra Directa y glifosato. El costo de producir granos sin el paquete SojaGM es mayor pero los rendimientos por hectárea no varían demasiado. Quizá políticas que favorezcan la conformación de cooperativas que localmente/regionalmente realicen tareas de contratistas que todos los años recorren miles de kilómetros con sus equipos ofreciendo tareas en distintas provincias. En fin, depende de la acción estatal. No hay otra manera. Si se deja la producción y comercialización al arbitrio del mercado, es obvio que lo único importante será la rentabilidad inmediata, sin importar problemas sociales, ecológicos o de otra índole.

Fuente: Télam

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