Su padre, Miguel Rodríguez, trabaja en Las Termas de Río y cada vez que recibe algún comentario o le dan alguna pista, personalmente realiza la búsqueda de su hijo. Creen que está con familiares en Tucumán, pero ni su padre ni la policía pudieron constatarlo.
En la Comisaría del Menor y la Mujer continúan las investigaciones, pero los datos que recibieron no pudieron constatarse y es el único caso que mantienen sin resolver desde el año pasado.
Angustia
Fabián vivía junto a su padre y hermanos, y quedaba al cuidado en lo de una tía cuando su padre se ausentaba para trabajar en Las Termas. El pasado 14 de octubre de 2010, salió por la siesta en su bicicleta con unos amigos, pero nunca más regresó.
Su padre cuenta que cuando notaron su ausencia comenzaron a preguntar a sus amigos, pero la versión que les dieron era que había regresado al barrio y que no sabían dónde podía haberse ido.
“Desde allí hicimos la denuncia, pasaron los días y no teníamos novedades. La gente de Missing Children nos ayudó muchísimo y salimos a pegar los afiches con su foto por todos lados. Muchas han sido las versiones que nos han dado y hemos ido a muchos lugares, pero no lo hemos encontrado”, recuerda con angustia su padre.
No quieren de ninguna manera pensar en lo peor, y creen que “está en la casa de algún pariente” que tienen en Tucumán. Sin embargo, esa hipótesis fue descartada incluso por las autoridades policiales.
“El único caso que tenemos sin resolver es el del chico Rodríguez. Nosotros hemos seguido muchas pistas. Incluso nos habían dicho que podía estar con unos familiares que viven en Tucumán, pero no lo hemos encontrado. También se lo buscó en algunos parajes del interior, pero siempre sin éxito”, recordó el comisario Walter Lezana, jefe de la Comisaría del Menor y la Mujer.
Hipótesis
Don Miguel Rodríguez recuerda a Fabián como un chico extrovertido que se daba con todo el mundo y que “no andaba en ninguna cosa rara”, por eso también analiza la posibilidad de que “alguien lo haya llevado engañado”, pero cree que de alguna manera se iba a comunicar.
“Una vez también nos dijeron que lo habían llevado a trabajar en el campo, donde explotaban a los menores, pero no lo hemos encontrado tampoco”, dice.
Hoy, a poco de cumplirse un año de su desaparición, su búsqueda sigue en punto muerto. Su papá no se resigna y sigue buscando pistas que lo conduzcan a su paradero. “Siempre que me dicen algo trato de ir a ver si es cierto, pero tengo que seguir trabajando también para mantener a la familia”, dice con acentuada tristeza.
Este tiempo sin su hijo fue como si el tiempo lo hubiese pasado por encima a Miguel. Está cansado de tantas desilusiones, pero no piensa en bajar los brazos. “Yo lo voy a seguir buscando hasta que aparezca”, asegura.
Fuente: elliberal.com.ar
