En cuanto a los chicos con parálisis cerebral que van a su consultorio particular, ellos tienen oportunidad de verse reflejados y encontrar en esta terapeuta reacciones genuinas.
"Muchas veces se ponen nerviosos porque se les caen las cosas y a mí se me caen el doble, y dicen ´Uff!´ a lo que les digo ´¡entre vos y yo no hacemos uno!´. O cuando pintamos con témpera y me dicen ´me pinté sin querer´ y yo les digo: ´¡yo igual!´. Y es algo verdadero, no es lo mismo que otra persona les diga ´bueno, no importa´", explicó.
Orbaiz también hace uso de su memoria de lo vivido, para mejorar la experiencia en el consultorio.
"Yo trabajo mucho con el cuerpo, me parece que la psicopedagogía no tiene por qué ser chicos sentados, y menos un chico con parálisis cerebral que está todo el día sentado. Yo busco que haya algo placentero en el juego libre y eso es por una vivencia previa mía", confesó.
Fuente: Télam