"Los artistas están trabajando en diez muros, que se pintan de cada lado. Se trabaja con las técnicas de mosaiquismo, esgrafiado y el japonés Fumio Itai está haciendo arte orgánico. Las esculturas se están trabajando en cemento, acero, madera, hierro y tienen un promedio de 2,5 metros de altura", dijo Carlos Pagliardini, director de Turismo de Miramar, quien confirmó a Télam que 5.000 personas ya recorrieron la Bienal.
Turistas, vecinos marplatenses y residentes de la propia Miramar se acercan día día para dejar su impronta en este encuentro muralista al aire libre fuertemente vinculado a la tierra "único elemento que nos contiene en el espacio infinito" donde existe "la necesidad absoluta de que impere la Paz", según definió en relación al lema uno de los muralista invitados, el artista y director del Museo de Arte de Tlaxcala de México, Martí­n Rojas Hernández.
Junto a él están trabajando en diferentes muros hasta el próximo sábado, Nacho de la Vega y Pancho Cárdenas, de México; la boliviana Rosario Molina Mitru; desde Paraguay Kristy Kardoso; el peruano Freddy Arizaca Cutipa; el japonés Fumio Itai; alumnos y docentes de la Escuela de Artes Visuales Martí­n Malharro y de la Escuela de Cerámica Rogelio Yrurtia, ambas de Mar del Plata; los tucumanos Patricia Nader y Daniel Ruiz Holgado.
También llegaron desde Buenos Aires Sol Ramos, Florencia Delucchi y Fernanda Jaton; Juan Bejarano de Santiago del Estero; los jujeños Carlos Miranda, Fabiana Guevara y Ariel Rioja; Elisa Algranati de Neuquén; Sonja Vitulic de Chubut; Omar Brachetti de Córdoba; el catamarqueño Raúl Guzmán y de la costa argentina, están la miramarense Guadalupe Bermúdez y Lucí­a Sicuso, de Villa Gesell.
Entre los escultores están trabajando el italiano Maurizio Governatori; el paraguayo Juan Pistili; desde Canadá llegó Alberto Cerritos; Juan Bauk desde Quilmes; los miramarenses Wanda Thill Malmierca, Antonio Auriti y las marplatenses Andrea Napolioni y Jorgelina Galicer.
Mientras se realizan trabajos en vivo en técnicas en alto relieve o sobre madera con la brisa marina que acompaña pinceladas y cinceles, la gente también se inclina hacia actividades paralelas de esta Bienal que van desde exposiciones por paseos ecofilosóficos pasando por fogones criollos, prácticas de Tai chi chuan hasta muestras de artes visuales en diferentes espacios como hoteles, restaurantes y galerías.
Pasadas las 18, los visitantes pueden también disfrutar de clínicas de arte, talleres, proyecciones y rondas de poesía, haciendo de esta Bienal un combo cultural diferente que tiene su epicentro en el Paseo de los Murales, un espacio público en formato radial, único de su tipo en el país.
"Ningún mural ha sido vandalizado, las obras son muy respetadas por la comunidad. Están intactos", dijo Marí­a Eugenia Bove, secretaria de Turismo, Cultura y Deportes de Miramar, sobre los dos años de vida de este parque que tiene la intención de crecer porque es "un patrimonio entre nosotros y para las generaciones futuras", subrayó la funcionaria.
La Bienal fue una iniciativa de la artista local, Marité Svast, una reconocida muralista conocida que participa en encuentros en todo el mundo y que presentó la idea al Municipio de General Alvarado.
"Su padre -que ya murió y fue un gran constructor de la ciudad- siempre pregonó la idea de un hacer un parque en esa zona, en la entrada de la ciudad, que estaba en desuso. Nos hicimos eco y sumamos organización. La primera Bienal fue una experiencia que nos encantó y la planteamos cada dos años de aquí­ en adelante", contó Bove.
Conocida por ser un centro de veraneo familiar tranquilo, Miramar -a sólo 45 kilometros de Mar del Plata y con 30 mil habitantes -en los últimos años comenzó a mostrar su costado más artístico, entre bicisendas, entorno natural y una colorida vida nocturna.
Intervenciones artísticas fuera de la temporada estival que la convierten en un museo a cielo abierto y pinturas y graffitis a lo largo de sus calles, paredes y refugios para pasajeros son muestras recientes de que esta ciudad de cara al mar quiere revelar un nuevo perfil urbano, el del arte.
Tierra amada por escultores como Alfredo Bigatti y Raquel Forner, Miramar y sus habitantes se hacen eco de la frase del pintor y teórico alemán Otto Herbert Hajek quien sostuvo que "toda la gente que habita una ciudad tiene derecho a participar de la experiencia artí­stica en su lugar de convivencia, que es la ciudad misma".
Fuente: Télam
