Catamarca
Miercoles 24 de Abril de 2024
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La soledad es una ilusión con matices

Escritor y periodista, Juan Pablo Bertazza presentó En base doble, una colección de poemas que el tópico quiere de amor -pero que también son un homenaje a la tradición abierta por la revista Último Reino y a Daniel Chirom en particular- en la 9na. Edición de la Feria del Libro de Mar del Plata, presentado por los escritores Carlos Aletto y Osvaldo Piccardo.
El libro, publicado por la casa Alción, de Córdoba, es una suerte de radiografía al sesgo de las formas del amor contemporáneo, sin pretensiones de agotar la cuestión sino de hacer relumbrar las palabras.

Bertazza nació en 1983. Escribe en el diario Página/12 y también conduce el noticiero de canal CN23. Publicó Los que no hablan, también en Alción; y poemas suyos han sido publicados en las revistas La Pecera, Barataria y El Jabalí.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

- T : Si En base doble es un libro que explora las formas contemporáneas del amor, ¿cuál es el instrumento que usa un poeta para registrar esas metamorfosis, más allá de su propia experiencia?
B : Tuve el enorme honor de escribir el prólogo a Las puertas de lo invisible, una edición de Lumen pronta a salir que reúne los dos libros que dejó inéditos el gran poeta Daniel Chirom. Ahí expresé, a propósito de la relación que el tuvo con su esposa Liz (de la cual habla mucho en esos nuevos poemas) algo que siempre creí: el fin último de un poeta no debería ser la poesía sino el amor; la poesía, en ese sentido, es un medio para llegar al amor y ese privilegio la transforma, precisamente, en un fin en sí mismo. Creo que todo poema es, en algún punto, un poema de amor. Por lo tanto, la poesía es en sí el mejor instrumento para analizar tanto las metamorfosis como la constante que reproduce las modalidades del amor a lo largo de la historia.

T : Computadoras, redes sociales, nomadismo, libertad sexual y otros tópicos de época, ¿cómo hacen aparecer al amor, ese real no universal, cuando el malentendido, la guerra de los sexos, continúa por otros medios?
B : El otro día leí que Leonardo Fariña se quejaba de que Wanda Nara y Maxi López exhibieran de una manera tan obscena su separación. Me parece que las redes sociales, como toda forma de tecnología, no inventan nada, simplemente exacerban ciertas cuestiones que en este caso, tiene que ver con doblar la apuesta del campo imaginario, en detrimento de lo simbólico. Narcisismo y exhibición. Ahora estamos condenados a ser voyeuristas legales de enamoramientos ajenos y también de nuevas batallas en la guerra de los sexos. Es verdad que en cierto punto, En base doble recrea un poco la dinámica de las redes sociales: abre una ventana a cierto grado de intimidad de una pareja inestable. Más allá de los trucos, recursos y retórica que implica la escritura de un libro, no me deja de sorprender la tremenda paradoja de que esa intimidad poetizada genere, por ahí, mayor incomodidad que el exhibicionismo de Facebook.

T : ¿Cuánto de vos hay en este libro? ¿No es éste un tiempo desconcertante? La poesía ¿es el lenguaje que puede nombrar ese desconcierto?
B : En este libro hay mucho de mí, pero mucho más de mis fantasmas y deseos, que tal vez sea decir, simplemente, que hay mucho de mí. Es un libro sobre el amor y desamor que viví a lo largo de la relación amorosa más extensa que tuve en mi vida. Pero el libro comienza, a su vez, con un poema que se llama Mujer vampiro y hombre caníbal, un caso real de un hombre y una mujer suecos que se conocieron en un manicomio luego de haber cometido asesinatos con un grado notable de perversión. Se conocen, se enamoran y le reclaman a la sociedad su derecho a casarse y tener hijos, con una liviandad exasperante. Y a su vez, me gustó imaginar que en un momento tienen miedo de no poder sostener esa pareja, de no saber cuidarse, de tener una relación destructiva. En esa duda, en esa reserva veo que nace la verdadera dimensión del amor. Coincido: vivimos una época desconcertante y tremendamente ambigua. La poesía es una fuente inagotable de epifanías que no solo nos ayudan a entendernos un poco sino directamente a sobrevivir en esa jungla seca de sentido.

T : Huérfanos de amor hay muchos, huérfanos de hogar, libros, padres. ¿Se consigue alguna iluminación en esta época atravesada por la incertidumbre y sus mutaciones antropológicas?
B : Si aceptamos que el amor está muy lejos de ser algo perfecto, tal como se explica en ese diálogo que es El banquete de Platón, esa sensación de orfandad puede constituir una vía extraordinaria para iluminar lo que el amor, todavía, tiene de redentor.

T : La pregunta anterior quizá esté atada a ésta. El solitario (no el rechazado) ¿es una figura que pueda abastecerse a sí mismo, o eso es una ilusión?
B : Tiendo a creer que la soledad es una ilusión con matices. Hoy más que nunca somos capaces únicamente de experimentar una soledad plagada de compañía: Petrarca, por ejemplo, necesitaba de la ausencia atormentada de Laura para poder expresar con semejante potencia su orfandad amorosa.

T : Tus lecturas compulsivas, tus poetas y cineastas.
B : Algunas de mis lecturas compulsivas son Candelabros, de Daniel Chirom; los poemas completos de Dylan Thomas, quien en una carta le reveló a Lawrence Durrell que los mejores himnos al sol se escriben en la oscuridad; y también los sonetos a Sophía de Leopoldo Marechal, un poeta extraordinario oculto en un novelista fascinante. En cuanto al cine, en este libro hay un poema sobre Superman III -una película en la que Clark Kent pelea contra el propio Superman- y otro sobre Citizen Kane, que tal vez sea la película más citada y referenciada en otras artes. También acudo con mucha frecuencia al amor de Cinema Paradiso y al desamor de Pat Garrett & Billy The Kid de Sam Peckimpah.




Fuente: Télam

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