Catamarca
Viernes 29 de Marzo de 2024
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La vida interior de los cuentos de Patricio Pron

Abrazado por la crítica nacional e internacional como uno de los escritores jóvenes más sugestivos, Patricio Pron reaparece en el género con "La vida interior de las plantas de interior", más de una docena de relatos compuestos por "esa mezcla de trascendencia y de banalidad que es parte de la vida de todos nosotros", según él mismo define.
rgentino y ahora madrilense de residencia, Pron(1975) regresa al cuento -tras su novela de tinte autobiográfico "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia"- con trece relatos cortos, que si bien misceláneos entre sí todos ellos se embarcan en una unidad orgánica de ritmo veloz y con un humor envolvente, irreverente y audaz, aún en los ambientes más abúlicos por los que transitan.

El jurado de un concurso literario un tanto desencantando que encuentra al escritor que buscaba; un encadenamiento de situaciones en el lapso de un mismo día; la voz de un perro de Picasso en "Cincuenta y cuatro veces"; una mujer que lee, y recorta, noticias de asesinatos, y un actor porno que explora su salvación, forman parte de este "dibujo en tapiz" que es "La vida interior de la plantas de interior" (Mondadori).

"Escribir relatos persigue una finalidad menos programática que una novela, y el autor nunca es muy consciente del tipo de dibujo en el tapiz que van a conformar al ser reunidos: me di cuenta de que, a pesar de que los había escrito de forma aislada y en el transcurso de un período relativamente largo, estaban unidos por los hilos conductores de unas temáticas afines y unos intereses similares que no recordaba haber tenido...", adelanta su autor a Télam.

"Pero -agrega Pron sobre el equilibrado compás del libro- también por una especie de voluntad, la de proponer formas nuevas en el cuento en español, o formas que no han sido utilizadas recientemente, y por un humorismo sutil y un poco trágico que (al parecer, sugiere) es parte de la forma en que miro al mundo".

De adolescente escuchó un disco de Stevie Wonder que creyó llamarse "La vida interior de las plantas" y si bien ese no era el título, en su cabeza quedó resonando hasta transformarse en el de éste, su último libro, que consideró adecuado porque son relatos "en el que hay bastante vida interior, con sus connotaciones psicológicas y posiblemente también metafísicas...".

Y "también mucha puerilidad, en la forma de algo tan habitual y en lo que pensamos tan poco como las plantas de interior: en este libro los cuentos se componen de esa mezcla de trascendencia y de banalidad que es parte de la vida de todos nosotros", explica sobre este conjunto de relatos.

Pron retoma al ensayista Henry David Thoreau quien alguna vez afirmó que en su cabaña tenía tres sillas: "una para la soledad, dos para la amistad, tres para la sociedad". De igual forma sus personajes, quienes -advierte el ganador del Premio Jaén de Novela por "El comienzo de la primavera"- "en ese sentido, no son diferentes a su autor o a cualquiera de sus lectores".

Y en sintonía de personajes, los protagonistas de Pron se presentan como en una suerte de fisura con el mundo exterior, de vuelta: como plantas de interior. "Su existencia tiene lugar en ambientes que son reacios a la vida: en habitaciones cerradas, en centros comerciales, en relaciones sin futuro, en lugares donde no hay ni luz ni agua ni la promesa de algo mejor en algún otro sitio", asemeja el autor.

Estos seres que deambulan y se excavan hacia adentro con la soledad a cuestas, comparten, piensa el joven escritor, "la imposibilidad de comprender qué sucede a su alrededor, el uso de ciertos objetos que sólo adquieren sentido cuando se los narra, cierto malestar y la certeza de que no hay nada seguro en este mundo, no importa quién gobierne, y que lo único que tenemos es la fragilidad y el desconcierto".

Y de sus personajes a la sociedad, no como denuncia ("quien lo hace se pone de forma inmediata en una posición de superioridad moral que no creo que yo tenga", dice) sino como crítica: "Es una de las dimensiones políticas de la literatura y nunca he intentado disimular que también está presente en mi trabajo", enfatiza Pron a la vez que suma que "ni el autor ni sus protagonistas permanecen al margen de la política".

En "Un jodido día perfecto" o "Diez mil hombres", Pron se mete en su gremio: "Buena parte de lo narrado ´sobre literatura´ es una ficcionalización (leve, se podría decir, agrega) de hechos y acontecimientos que me han sucedido o de los que he sido testigo en los últimos años, todos los cuales provocan un gran desencanto, aunque no está dirigido a la literatura en sí misma sino a sus instituciones sociales, a lo que llamamos ´el mundillo´".

La relación de Pron con ese universo - que se da "inevitablemente", apunta- es el de quien piensa que "todas esas cosas por las que los escritores se pelean (portadas de suplementos, publicación en ciertas editoriales, entrevistas y honores institucionales) son el precio a pagar por ser un escritor, no el premio por serlo, que está sencillamente en la disponibilidad para y en la voluntad de escribir".

Mientras sean conjeturas y no hechos, el autor elegido por la revista europea Granta como uno de los veintidós mejores escritores jóvenes en español del momento prefiere no anticipar sus proyectos, pero no hay dudas de que su incesante búsqueda de calidad literaria responde por él.

Como en estos relatos, donde si bien asegura no haber tenido como propósito procurar ningún elemento literario particular, sí "buscaba abrir una puerta y permitir que por ella entrase todo aquello que no veía en libros recientes, todo eso anómalo y heterogéneo que está en los libros que han sido importantes para mí como lector".

Fuente: Télam

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