"Nuestra experiencia tiene que ver con facilitar la expresión de esa voz irruptiva y traviesa propia de los niños, no la que expresa lo que nosotros, los adultos, queremos escuchar", explicó Merino, profesora de filosoía de San Juan y coordinadora de la propuesta.
Una canción de Gabriel Dávila Curván es el disparador de los talleres que se realizan en cada carpa, con pufs de colores y una larga mesa en torno a la cual chicos y adolescentes deconstruirán la canción en frases y palabras.
Inicialmente, las frases colgaban en enormes carteles de cartulina de un árbol donde también se instaló un "atrapasueños", lugar donde la actividad tendrá su cierre mañana.
"La idea es que los chicos propongan nuevas formas de intervención de la canción a través de pensamientos propios, preguntas y repreguntas", señaló.
Como ejemplo, se refirió a la frase "rodillas rotas", que se trabajará a través del nudo filosófico mediante preguntas como por qué la eligieron, si podría ser de otra manera y cómo podría ser esa nueva manera.
Con esa modalidad "llegamos a ver cómo aflora el pensamiento de los niños, con su lógica absolutamente distinta a la de los adultos", explicó Merino.
"El pensamiento de los niños nos dice, nos interpela, nos pone un espejo adelante y nos muestra lo que fuimos de niños, el que olvidamos al hacernos adultos", dijo la docente.
Merino explicó que "cuando el niño expresa lo que piensa, y siente que su voz es escuchada, en el adulto genera un nuevo modo de pensarse y de pensar al niño. Una nueva forma de encuentro y reencuentro consigo mismo".
La actividad tiene cuarenta talleristas, entre estudiantes de filosofía y sociología de la Universidad Nacional de San Juan, que cumplen el rol de facilitar el diálogo y la participación de los chicos.
Además del coordinador, cada taller tiene un co-coordinador y un copista, que registra la experiencia.
"El ser atravesada por el pensamiento de los niños me hizo otra filosofía", dijo Merino, en relación a su experiencia en cárceles, con jóvenes y mujeres.
Entre los más de mil niños participantes del Primer Congreso Nacional, el sexto a nivel provincial, hay chicos de todas las provincias y de comunidades originarias, entre ellas la de Santa Ana (Jujuy), huarpes y de la laguna de Guanacache, en San Juan, en el límite con Mendoza.
Además de los talleres de filosofía, los chicos participan de actividades con juguetes tecnológicos, didácticos, mural, ajedrez, instrumentos musicales y de recreación, entre otros espacios.
Fuente: Télam
