Para el Centro, el modelo que plantea la persecución de la producción, comercio y consumo de ciertas sustancias psicoactivas favorece la militarización de la sociedad, políticas de mano dura que afectan a los más vulnerables, la corrupción policial y la criminalización del consumo, sin afectar a las organizaciones que dominan el tráfico de sustancias prohibidas.
"Este paradigma es responsable del encarcelamiento masivo de personas cuya responsabilidad en el tráfico es nulo, del desplazamiento de centenares de miles de personas, la reaparición de la tortura sistemática o de la desaparición forzada de personas", agregó al referirse al impacto en los sistemas de seguridad, justicia y régimen penitenciario.
De hecho, según el organismo, "casi un tercio de la población encarcelada lo está por delitos no violentos relacionados con las drogas".
Pero el periodista fue aún más allá al asegurar que "la asociación droga-delito en la Argentina nunca ha sido demostrada empíricamente y un estudio a fondo la refutaría".
Verbitsky, para quien la puesta en discusión del modelo de guerra a las drogas "es fundamental para la democracia", llamó la atención acerca de cómo el fracaso de este programa durante cinco décadas "no ha implicado un cambio profundo en el discurso estigmatizador, discriminador, punitivista y criminalizador que acompaña al paradigma fracasado".
"Este paradigma ha sido una construcción cultural exitosa, con justificaciones morales profundamente hipócritas, pero que penetran con mucha profundidad consiguiendo, incluso, que se olvide algo que todo el mundo conoce y que tuvo consecuencias muy parecidas, que es la prohibición del consumo de alcohol hace poco menos de un siglo en Estados Unidos", dijo.
Fuente: Télam