Por otra parte, al analizar la edad de 15 años que se toma como parámetro para las pruebas, el documento destaca que los alumnos europeos a esa edad, "están efectivamente en los grados o años correspondientes y próximos a concluir su escolaridad".
"No es esta la situación de los países de la región, en donde los esfuerzos por la inclusión y la escolarización son más recientes, por lo que es de suponer que la cantidad de jóvenes de 15 años que presentan algún grado de rezago escolar sea mayor en nuestros países que en los países europeos", indican los ministros.
Indicaron que estas diferencias podrían relativizarse "si por ejemplo se considerase a la hora de la construcción de la muestra por país, la estratificación proporcional de la misma entre estas dos categorías de la población escolar: alumnos sin rezago escolar y alumnos con rezago escolar".
Finalmente, el documento critica también la forma de mostrar los resultados y la elaboración de rankings de acuerdo a como respondieron los alumnos de cada país.
"Este modo de presentación de resultados suele ser atractivo para la difusión de los mismos, especialmente en la opinión pública. Sin embargo, suele promover que la mayoría de los debates en torno a PISA se concentren, meramente, en la ubicación de los países en ese ranking", expresaron los ministros.
Los especialistas pusieron como ejemplo a Finlandia que adoptó para sus pruebas nacionales el criterio de confidencialidad de los resultados, ya que entienden que la difusión de los mismos estimula conductas regresivas en los alumnos.
Los organizadores de PISA sancionaron a los Estados que impidieron que los "peores alumnos" respondan a la prueba," pero esas sanciones no implicaron un cambio de actitud frente a los exámenes" y añadieron que "el valor de la evaluación se vería potenciado si se adoptara otro forma de comunicación de los resultados a los países intervinientes".
Fuente: Télam