El lavado de manos con jabón interrumpe la cadena de transmisión de enfermedades.
Cuando las personas no usan jabón para lavarse las manos y han estado en contacto con heces humanas o de animales, de fluidos como secreciones nasales o con alimentos o aguas contaminadas, pueden transmitir bacterias, virus y parásitos en forma directa o contaminando a otros alimentos.
Las enfermedades diarreicas son la causa más común de muerte en niños menores de cinco años. Diversos estudios han revelado que el lavado de mano con jabón reduce casi a la mitad la incidencia de la diarrea.
Con la incorporación de esta práctica de higiene, también se previene las enfermedades respiratorias, como la gripe, la neumonía, bronquiolitos, entre otras, ya que las bacterias se adhieren a las manos y estas se convierten en un medio de transmisión de estas afecciones.
Entonces ¡a lavarse las manos con agua y jabón, frotándolas por no menos de un minuto!