Catamarca
Viernes 29 de Marzo de 2024
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Libro sobre la militancia política de Oesterheld y sus hijas

Mediante una pormenorizada investigación que agrega testimonios de primera mano y un tono que combina datos informativos con un encendido relato, el periodista Hugo Montero logra en su biografía "Oesterheld. Viñetas y Revolución", un retrato acabado de un escritor, responsable de la irrupción de la historieta argentina.
El mayor interés del libro editado por "Sudestada", es que está dedicado a un aspecto poco frecuentado en la ya abundante bibliografía sobre Oesterheld (nacido en 1919): su militancia política y la de sus hijas.

Por lo tanto su vida de puede leerse también como la crónica de una familia diezmada: su secuestro, sus hijas asesinadas Beatriz, Diana, Marina y Estela -tenían entre 18 y 24 años- más la muerte de dos yernos; pero además la de aquellos a quienes alcanza el dolor de las pérdidas, como la viuda del escritor, Elsa Sánchez y sus nietos, Martín y Fernando.

Montero presenta al libro como "El viaje de un hombre que arranca

desde el territorio de la fantasía y la imaginación, y camina hacia el intrincado mundo de la realidad política de los años 70 en la Argentina".

De ahí en más abre distintos momentos de la vida del autor de "El Eternauta" con la llave de la palabra "aventura", término que Montero desliga del peyorativo "aventurerismo" y acerca a la profunda convicción del hombre común que, enfrentado a lo extraordinario, se transforma.

La eficacia del relato de Montero reside en orquestar datos, voces y fragmentos de textos alrededor de un personaje en movimiento; el geólogo la Patagonia, el escritor que recorre editoriales, el tipo común que jugando un "picadito" con el dibujante Hugo Pratt (una relación no exenta de desavenencias), el creador que entra al correo con un sobre para Francisco Solano López: le envía el primer guión de "El Eternauta".
Con llamativo fervor el imaginero, que escribe en forma rápida con una taquigrafía propia allí donde lo sorprende el atisbo de una trama, despliega una profusa producción que abarcará la literatura infantil (el primer trabajo sobre los gnomos "Truila y Miltar" data de 1943), la divulgación científica, la mitología, la historia y la ciencia ficción.

Una constante de ese trabajo lo constituye el latido humano verificable en personajes que al interrogarse sobre aspectos de su propia existencia, se desmarcan de la figura del guerrero invulnerable; algo que corrobora el testimonio del dibujante José Muñóz: "Oesterheld le inoculó a la historieta el virus de la ternura y la raíz humana".

El conflicto que le interesa registrar al escritor a través de sus personajes -dice Montero- es el de aquellos: "soldados que luchan por su compañero de trinchera, hombres para quienes la patria es una abstracción inasible, porque la patria es el otro, el de al lado".

Agrega que de esta visión deviene "el concepto de ´héroe colectivo´", "de protagonismo grupal", en un proceso que parte con "Sargento Kirk" (1953) y llega a "El Eternauta Dos" (1976), con la convicción de que: "el compañero es nuestra casa"; pero discrepa con "un sinnúmero de confusiones", "interpretaciones fallidas" y análisis sobre la idea del "héroe colectivo" que "carecen de vínculos concretos con la obra".

La biografía pormenoriza los momentos claves de este pionero delgénero: la creación de la editorial "Frontera", la revista "Hora Cero", personajes inolvidables -Bull Rockett, Ernie Pike, Tionderoga, Randall, Sherlock Time, Mort Zinder-, su relación con un sinnúmero de dibujantes, Alberto Breccia y Solano López entre ellos, y su obra cumbre, "El Eternauta".

Pero Montero va por más; describe la cotidianidad del escritor en su casa - las celebradas comidas de Elsa, la música, los juegos de sus hijas, los amigos, la charla informal- y el modo en que va cobrando espesor el intercambio de ideas sobre la coyuntura política, ese "hervidero de opiniones", dice uno de los testimonios, en el que Oesterheld participa y, sobre todo, escucha con atención los argumentos de los más jóvenes.

La fecha 1969-70 no funciona sólo como parteaguas de sus escritos -"La vida del Che", "El Eternauta dos", "La Guerra de los Antares" y otros textos en los que plantea el tema de la resistencia frente a la colonización, la invasión, el sometimiento- sino que da señales claras de un hombre
volcado a la militancia junto a sus hijas en la organización Montoneros.

Sigue un Oesterheld refugiado en una casilla de madera en el Tigre, con otro nombre ("Germán") militando junto a una de sus hijas en una villa y en una unidad básica, enviando por teléfono sus guiones (algunos fueron intervenidos por los editores), al tiempo que enlaza la coyuntura con la historia argentina en textos que se publican en la prensa partidaria.

El guionista, que en 1976 se entera en la impotencia de la clandestinidad del asesinato de su hija Beatriz y del secuestro de Diana embarazada, es detenido el 27 de abril de 1977 y llevado a diversos lugares de cautiverio -Campo de Mayo, El Vesubio, Sheraton- ; donde recibirá la información, de manera brutal, de la suerte corrida a fines de ese año de sus otras hijas, Estela y Marina, esta última también embarazada.

"Ellas vivían en libertad -recuerda Elsa Sánchez de Oesterheld- y con el padre tenían una ayuda enorme. Yo en cambio tenía más cuidado. Se llevaban fantásticamente bien entre ellas; sí peleaban y discutían, porque cada una tenía una carácter distinto al de la otra, de alguna manera ellos dieron sus vidas por algo en lo que creían".

Cuando un grupo de tareas lo secuestró a Oesterheld, hacía rato que el escritor había dejado constancia en sus guiones del horror -el salvajismo de la tortura, la perplejidad ante lo irracional- aunque quizá sin haberse llegado a imaginar que iba a estar él mismo diciendo con templanza a sus asesinos: "No tengo nada que decir; no tengo nada que negociar".

Fuente: Télam

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