Se trata, en el caso de la lengua poética de Lezama Lima, de una construcción lingüística libre; diría: libérrima, solo sujeta a algunas reglas de encadenamiento sintáctico y gramatical y, sobre todo, solo sujeta a la imaginación poética, la que se revela en el sonido, en la figura, en la imagen y en el encadenamiento envolvente que todo ello va tramando hasta el final. Por eso, la unidad lingüística menor que se lee en Lezama no es solamente la de la palabra, sino, muchas veces, la de los segmentos vocálicos que se separan de la palabra y urden por sí mismos una red de rememoraciones y sonidos que van directamente al inconsciente auditivo o visual del lector, evocándole imágenes que no están en las palabras ni en las voces tradicionalmente usadas sino, tal vez, en la memoria de la lengua, de la especie. Y, por otra parte, la unidad lingüística no es tampoco la de la palabra (que conocemos, que reconocemos) sino la de una imagen verbal que trasciende la palabra, y urde, en un sinfín de deslizamientos y de derivaciones, nuevos objetos, nuevas visiones del mundo, de los personajes, de los hechos, de las cosas.
Todo ello hace que muchos lectores y hasta algunos críticos hablen de lo compleja, de lo oscura y aún hermética que es esta poesía: porque quieren leerla y comprenderla como a la lengua de la comunicación, cuando se trata de intentar hacerlo a otros niveles de profundidad, implícitos a veces en la lengua de la comunicación, pero no siempre, y no siempre detectables o reconocibles. Por eso digo entre otras cosas en el "Prólogo" que se titula "José Lezama Lima: La poesía, una respiración", hablando de uno de sus libros, Enemigo rumor (1941), del que seleccionamos varios poemas, que "Conviene a la idea de rumor que tiene la cultura poética del siglo XX, e inclusive a la idea americana. Si es lo que está antes o después del lenguaje, lo no dicho, lo murmurado colectivamente, anónima y popularmente, si es lo que está detrás, si corresponde a lo que Roland Barthes llamaba bruissements de la langue (susurro, murmullo) y a lo que durante mucho tiempo se tituló, en los originales, la novela del gran Rulfo Pedro Páramo (Los murmullos), estamos hablando de algo que es y no es lenguaje, quizás metalenguaje, tal vez no para la comunicación corriente sino para otro tipo de contacto humano. Si es todo eso, entonces, es, quizás, la misma poesía".
Fuente: Télam