Catamarca
Viernes 19 de Abril de 2024
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Los agujeros de la memoria

En El sueño del retorno, que presentó por estos días en la Feria del Libro, el escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya retoma al personaje de Erasmo Aragón para trabajar sobre los focos recurrentes de su narrativa: la cuestión del exilio y del pasado como una construcción en la que interactúan memoria y ficción.
Con el marco de los Aragón como genealogía inagotable, Castellanos Moya ha ofrecido una serie de novelas -Donde no estén ustedes, Desmoronamiento, Tirana memoria y La sirvienta y el luchador- que arrancan de episodios autobiográficos para delinear un territorio que plantea las diferencias entre retratar y recrear a la vez que desdibuja las fronteras de la ficción.

El sueño del retorno, editado por Tusquets, se concentra en la peripecia de Erasmo Aragón, un periodista que vive en México y afronta frente de conflicto simultáneos: un matrimonio que se desploma de manera irreversible y su inminente regreso a El Salvador, el país del que se alejó en medio de una sangrienta guerrilla.

Como todos los cuerpos, el de Erasmo también habla y concentra el malestar en el hígado, razón por la que consulta a un médico de nombre Chente Alvarado -de origen salvadoreño pero exiliado tras salvar a un herido que resultó ser un guerrillero-, quien lo somete a unas misteriosas sesiones de hipnosis cuyo contenido nunca revela a su desesperado paciente.

De hablar pausado y entusiasta, Castellanos Moya conversa con Télam acerca de los disparadores de su narrativa y asegura que las novelas protagonizadas por la familia Aragón "están más bien relacionadas por vasos comunicantes más que por un plan integrador".

- Télam: La mayoría de sus libros están trabajados a partir de un mundo literario que avanza sobre su propia historia ¿El sueño del retorno no es ajeno a esta constante, no?
- Castellanos Moya: Aquí también hay algunos elementos biográficos relacionados con por lo menos tres experiencias vitales de regreso a El Salvador. No me fue difícil asignarle al personaje todo esa expectativa por el regreso a su país de origen. Porta algunas de mis anécdotas y responde a mi perfil psicológico.

La historia hace foco en la crisis de este personaje a partir de un padecimiento inventado -o que por lo menos no tiene la magnitud que el personaje cree- y el retorno a El Salvador. Tiene que lidiar con todas sus contradicciones emocionales y sus distintas facetas de personalidad. No es una novela llena de acciones y anécdotas. La mayoría de los sucesos transcurren en la memoria y a través de asociaciones mentales.

- T: ¿Utilizar un recorte de su biografía como sustento literario produce un efecto revelador en ambos campos o hay alguna instancia que salga más beneficiadas que la otra?
- C.M.: Creo que trabaja desde los dos campos. Cuando uno se despoja de anécdotas o situaciones de su vida y las pone en otras condiciones, se genera una distancia que permite evaluar de otra manera lo ocurrido. En ese sentido, podría tener carácter terapéutico. Ahora en términos de la literatura, siempre he partido del punto de que como autor no importa si uno escribe en primera o en tercera persona. Trato de de ver el mundo desde el personaje, más allá de que se parezca a mí o no.

Cuando escribo trato de encontrar una empatía con el resto de los seres humanos. Y sobre todo comprender que todos los hombres están en uno, aunque no desarrollados. Dentro de cada uno de nosotros está el listo, el encantador, el bueno pero también el traidor, el que podría matar bajo ciertas circunstancias, el desertor... La literatura en este sentido nunca ha dejado de ser una exploración. Cuando yo me acerco a un personaje parecido, no cambio esa óptica. Y nunca siento que estoy escribiendo un libro autobiográfico.

Como escritor nunca parto de una verdad objetiva, mucho menos de una verdad histórica. La verdad que el o los personajes comienzan a construir en una novela tiene que funcionar por sí misma. Y aunque a veces esté basada en hechos históricos o de la memoria, es lícito metamorfosear o trastornar esos hechos de acuerdo a las exigencias de una trama. En el caso de "El sueño del retorno" tenemos un personaje que está peleando con su memoria.

- T: En su afán por desentrañar los contenidos de las sesiones de hipnosis -que el médico no le quiere revelar- Erasmo termina llenado esos vacíos con episodios de su biografía que permanecían borrados. ¿Cuánto de ficción y de construcción tiene el proceso de la memoria?
- C.M: La memoria puede ser en muchos casos una impresión personal que refleja una realidad distorsionada. Creo que son las memorias de las zonas más débiles las que en definitiva son construidas, cuando la influencia de algo o de alguien te puede forzar a tergiversar algún suceso. Ahora, la memoria que entra directamente por los sentidos -por el olfato, por la percepción, etc- es mucho más confiable.

El problema es que el paso del tiempo también termina distorsionado esa memoria ligada a lo sensorial. Ahí la memoria ya ni responde únicamente a la manera en que un episodio fue percibido sino que comienza a funcionar en términos de tus intereses y comienzas a adaptar ciertos hechos en función de eso.

Hay dos momentos entonces en el proceso de la memoria: cuando un episodio es percibido por los sentidos y una segunda etapa cuando ese mismo episodio es adulterado en función de ciertos intereses.

Fuente: Télam

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