La idea es mejorar, en principio, la cantidad de litros de leche por cabra y, con el correr del tiempo, la calidad del producto para que el productor que participe de un proyecto de mejora genética se favorezca con la visita técnica a su establecimiento.
Si bien reconoció que la información sobre genética no es normalmente requerida por el productor, destacó que los grandes productores tienen conflictos bien definidos que se intentaron resolver con poco éxito y que la manera más conveniente es “empezar a organizar un programa de evaluación que permita resolver este problema donde la participación es escasa pero la necesidad es bastante grande”.