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Martes 16 de Abril de 2024
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Los demonios de Ana María Matute en una novela que no llegó a terminar

Las obsesiones de Ana María Matute, una de las escritoras españolas más celebradas de su generación, regresan en Demonios familiares, novela que no llegó a terminar -la encontró la muerte el pasado 25 de junio-, y donde el fondo de las acciones es nuevamente la Guerra Civil de 1936.

Publicada por Editorial Planeta, la novela, que si bien quedó inconclusa está trabajada con la misma precisión que las otras de Matute, transcurre en julio de 1936 -comienzos de la Guerra Civil Española-, y tiene como protagonista a Eva, una mujer que regresa a la casa de su familia en una ciudad céntrica de España y se encuentra con su padre, el Coronel, un hombre autoritario que siempre la trató con distancia.

En esta historia, que se relaciona de alguna manera con su novela anterior, Paraíso inhabitado (2008), se despliegan los viejos temas de la autora de Los hijos muertos (1958), como son, entre otros, los recuerdos, los silencios, los rencores, la soledad y la dificultad del amor.

Ana María Matute (Barcelona, 1925-2014), miembro de la Real Academia Española y de la Hispanic Society of America, ganadora del Premio Nacional de las Letras y tercera mujer en recibir el Premio Cervantes, es considerada una de las mejores novelistas de la posguerra española.

Entre sus muchos libros se destacan Los Abel (finalista del Premio Nadal 1947); Fiesta al Noroeste (Premio Café Gijón 1952); Pequeño teatro (Premio Planeta 1954); Los hijos muertos (Premio de la Crítica 1958 y Premio Nacional de Literatura 1959); Primera memoria (Premio Nadal 1959); Los soldados lloran de noche (1962) y La trampa (1969).

En el prólogo del libro, el poeta, crítico y traductor español Pere Gimferrer se pregunta si Demonios familiares es una novela realista: "Forma, y no sólo por azar cronológico, un díptico con Paraíso inhabitado (2008): la misma prosa tensa, y al tiempo alucinada; la máxima luminosa diafanidad y transparencia del castellano".

"Cada elemento es real, pero no necesariamente realista; verdadero muy hondamente, pero no necesariamente verídico o veraz como una crónica: tiene la verdad de las imágenes simbólicas, para decirlo en la expresión de Gombrich, o de las representaciones icónicas que estudió Panofsky", apunta.

Y sostiene: "El mundo de Ana María Matute está formado por arquetipos políticos, personajes de la conciencia, y por eso La torre vigía y Olvidado Rey Gudú resultan igual de realistas (o de irrealistas) que Fiesta al Noroeste o Luciérnagas".

"Ningún texto de Matute es naif, ninguno es tampoco redicho o resabido. Todo en ella es muy de verdad, pero esta verdad se encuentra en ella misma", explica.
Y se niega a considerar que Paraíso inhabitado y Demonios familiares "-claramente, un grupo aparte en su obra- sean novelas inconclusas, aunque sepamos que Paraíso inhabitado debía tener otra parte de extensión parecida (pensemos, una vez más, en Víctor Erice y 'El sur') y tengamos noticia del texto que, sin su muerte, podría proseguir Demonios familiares".

Según el poeta, "cuando una obra, en la forma en que se nos manifiesta y llega a nosotros, posee plenitud, la noción de inacabamiento carece de sentido".
"Se me podría replicar con el caso de El original de Laura de Nabokov: aunque muy valiosos, son apuntes y, por otro lado ¿cuántos recuerdan que el Don Juan de Byron o las novelas de Kafka no están terminadas, como tampoco, si hemos de ser verdaderamente estrictos, los volúmenes póstumos de Proust?", reflexiona.

Por su parte, María Paz Ortuño, amiga y discípula de Matute, afirma que en la novela "están presentes muchas de las obsesiones de Ana María: la falta de comunicación, la incomprensión (cómo se podía vivir junto a personas, cercanas, familiares, amigos… con muros de silencios), los viejos rencores nunca curados, la traición…"

"Los personajes de esta novela viven en una casa poblada por demonios: el odio, las órdenes, los silencios, los llantos y el poco cariño que ha albergado a los largo de los años. Todos ellos viven entre las viejas paredes. Pero en esta casa surge también el amor, aunque sea un amor prohibido e imposible", gráfica.

Fuente: Télam

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