Cruzar cualquier calle de la ciudad haciendo respetar la prioridad puede ser considerado una hazaña; muchos transeúntes prefieren quedarse en las veredas para evitar que los atropellen. Esto ocurre principalmente en los momentos en los que es el caminante el que tiene paso: cuando los vehículos de la calzada que pretenden atravesar están detenidos por el rojo del semáforo. El problema es que los conductores que doblan desde la arteria perpendicular rara vez aprietan el freno para permitirles que crucen. Y si algún peatón llega a pasar cuando ellos están avanzando, los increpan con bocinazos e insultos.
Cada tres días, dos transeúntes terminan involucrados en accidentes, según datos de la Dirección de Tránsito. La avenida más peligrosa es la Benjamín Aráoz, donde, en promedio, 20 peatones son atropellados al año. En la lista sigue la Mate de Luna, con 15 caminantes heridos, y la Roca, con 14. Aunque las calles céntricas no figuren al tope del ranking, los abusos de los conductores contra los peatones se producen todos los días.
"La moto apareció de la nada y me chocó; terminé tirada en el medio de la calle. Por suerte no venía ningún auto, porque si no me arrollaba", recordó Hortensia. Ella relató la historia en la vereda de Junín, mientras esperaba que pasaran varios autos que habían doblado desde 24 de Septiembre y que no le habían dado el paso que le correspondía.
El escenario
Las cuatro esquinas de la plaza Independencia son el mejor escenario para observar la falta de respeto por el peatón. Luis Lescano esperaba para cruzar desde la vereda de la Casa de Gobierno hasta el paseo público. Pero los autos que doblaban desde San Martín hacia 25 de Mayo se lo impedían. "Nadie te deja pasar; todos te llevan por delante. Yo prefiero esperar unos segundos a que avancen todos los autos antes que terminar atropellado por un inconsciente", explicó.
Ojo: esto no quiere decir que los caminantes sean un ejemplo de prudencia. Muchos de ellos evitan la senda peatonal y atraviesan la calle por cualquier lado, caminan entre los autos detenidos por el semáforo y, muchas veces, por estar concentrados en el celular o por estar ensimismados con la música del MP3 ni se fijan en los vehículos.
De todos modos, bastan algunos minutos en las esquinas céntricas para advertir que la falta de respeto por los peatones es tan grande como la ciudad misma. Ayer a la mañana una anciana cruzaba Maipú por la senda peatonal. Pero, de golpe, un taxi giró desde Santiago del Estero; el conductor clavó los frenos y el vehículo se detuvo a duras penas cerca de la señora. "¡Eh, vieja! ¡Fijate antes de cruzar!", le gritó el tachero a la sorprendida y asustada mujer. En cuanto ella avanzó unos pasos, el chofer aceleró de golpe y siguió su camino ¿No tendría que ser él quien debería fijarse si no hay peatones con prioridad de paso al girar en una esquina?
Fuente: lagaceta.com.ar
