Según el diario El Mundo, una de las principales conclusiones que extrajeron los especialistas es que los videojuegos afectan de diferente manera a hombres y mujeres. Así, las usuarias de estos juegos tienen más riesgo de sufrir depresión y de tener un peor estado de salud. Una de las intepretaciones que ofrecen los autores, liderados por James B. Weaver, es que ellas utilizan los videojuegos como "una automedicación digital", es decir, para evadirse de sus preocupaciones y cambiar su estado de ánimo. Además, pueden experimentar reacciones obsesivo-compulsivas, incluso adicción a la videoconsola.
Los hombres, en cambio, suelen sufrir sobrepeso u obesidad en mayor medida que los no jugadores. También pasan mayor tiempo navegando por Internet y tienden a ser introvertidos. Además, la asociación entre unos hábitos sedentarios, la inactividad intelectual, y el sobrepeso que se observa en los niños varones tiene grandes posibilidades de extenderse hasta la edad adulta.
Los participantes fueron consultados en cuanto a que es lo que sacrifican para pasar más tiempo jugando. Un 25% respondió que tiempo libre u otro hobby; un 20% vida social con amigos o familia, u horas de sueño; menos de un 10% afirmaron que dejarían de lado el trabajo o su educación por estar más horas frente a la consola.