Una convocatoria de LA GACETA.com permite armar el itinerario. Cientos de lectores enumeran los semáforos en los que tratan de no frenar por temor a los robos. Entre los más nombrados están los complejos de Mate de Luna y Ernesto Padilla, de Ejército del Norte e Italia, de Poviña y Camino de Sirga, de Juan B. Justo y Martín Berho, de Gobernador del Campo y Circunvalación, de Roca y Além, de Jujuy al 3.200, de Além y Bolívar y todos los de Francisco de Aguirre. En estas esquinas no sólo reina la inseguridad, sino que también son el escenario de accidentes de tránsito. Lógico: muchos cruzan en rojo y embisten a los que tienen paso o a los peatones.
En Gobernador del Campo y Circunvalación los semáforos son nuevos. Y si bien ordenan -en parte- la circulación, los vecinos y los automovilistas cargan mochilas de quejas. "La gente para en el semáforo y le meten la mano por la ventanilla. Y también hay muchos accidentes: en lo que va del mes, hubo por lo menos ocho", explica el automovilista y vecino Miguel Ángel Rivera.
Ana Albornoz acompaña a su sobrina a la parada del colectivo todos los días. Lo hace por dos razones: para protegerla de los delincuentes y de los conductores que no respetan el semáforo de Juan B. Justo y Martín Berho por miedo a los primeros. "Hay mucha imprudencia, en parte producida por el miedo a los robos", afirma un sargento de la Policía apostado en esa esquina. "Para cruzar la calle necesitamos un sexto sentido", agrega Ana. "En esta esquina cada uno hace lo que se le canta", refuerza Julián, el tachero.
"Los taxistas son los que menos respeto tienen por el semáforo", asegura Aída, una abuela que vive a 50 metros de Ejército del Norte e Italia. "¿Y cómo pretenden que paremos, si somos el blanco favorito de los ladrones?", se defiende un chofer cincuentón que apenas accede a identificarse como Miguel. La Policía sostiene que muchos de estos robos no son denunciados por las víctimas, pero admite que ocurren, especialmente en los semáforos que se encuentran cerca de villas de emergencia, como el de Mate de Luna y Ernesto Padilla (a una cuadra de Villa Piolín), el de Martín Berho y Juan B. Justo (en Villa 9 de Julio) y el de Gobernador del Campo y Circunvalación (cerca de la Costanera).
Milagros carga un bebé en brazos y lleva otro en su vientre. Esta mamá se apura a responder antes de que el cronista termine de formularle la pregunta. "Muchas veces me salvé de que me atropellen; vos te tenés que correr, porque los autos no frenan aunque estés en el medio de la calle. Es que en la plaza (señala un espacio verde desolado en la esquina) esperan los ladrones. Los momentos más peligrosos son a la mañana temprano y a la tarde", explica la joven, que vive a 10 metros de la intersección del Camino de Sirga y Poviña.
Al volante del taxi, Julián hace un último aporte: "a mí no me robaron, pero no te voy a mentir que algo de miedo uno siempre tiene; los choros están dispuestos a todo".
Fuente. lagaceta.com.ar