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Jueves 28 de Marzo de 2024
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Más de 30.000 fieles dieron conmovedoras muestras de fe, ayer, a Santa Rita de Casia

Más de 30.000 devotos, promesantes y peregrinos, tanto de la capital de Santiago del Estero como del interior, e incluso de otras provincias, desfilaron ayer durante todo el día por el santuario de Santa Rita para tomar gracia y rendirle honores en la fiesta anual que tradicionalmente se realiza en el barrio Jorge Newbery.
(DIARIOC, 23/05/2011) La festividad religiosa culminó a la noche con el oficio de la misa central presidida por el obispo diocesano de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, quien, en su homilía, exhortó a los santiagueños a “caminar tras las huellas de Cristo”, y pidió oraciones “por las vocaciones y para que haya más familias santas”.

Acompañados por un clima agradable, los fieles formaron filas de más de cinco cuadras por la avenida Alfonso Quinzio hasta la calle Antenor Álvarez, aguardando sus turnos para ingresar al santuario y tomar gracia ante la imagen de la Santa ubicada en un cofre de cristal.

Mientras los peregrinos esperaban para el ingreso, más de 150 servidores se ocupaban de ofrecer agua mineral.
También se afanaban en orientar a los peregrinos para que pudieran marchar en orden hacia el interior del santuario.
Paralelamente, un trailer de la Unidad Sanitaria Móvil del Ministerio de Salud de la provincia y una ambulancia de alta complejidad del Servicio de Emergencias y Accidentología de Santiago del Estero (Sease), fueron ubicados en el sector de la plaza del barrio Jorge Newbery para la atención de los fieles.

Templo colmado
Además, los fieles, en número creciente, colmaron el templo parroquial durante todos los oficios religiosos que se desarrollaron a lo largo de la jornada, comenzando a las siete de la mañana con la misa de los peregrinos, continuando a las 9 con la misa de los enfermos y los bautismos, que se repitieron a las cinco de la tarde, pero en el templete. A las 11, la misa de las familias convocó a numerosos grupos de casi todos los barrios.

Homilía
En su mensaje pastoral, el obispo Polti pidió a los cientos de fieles que asistieron al oficio que “cuando recen, pidan para que tengamos vocaciones para el sacerdocio, para que tengamos vocaciones para la vida de entrega y también para los consagrados, pidan para que haya familias santas”, y los exhortó a “encontrar a Cristo y seguir la vocación de cada uno”.
Manifestó: “Con gran alegría estamos celebrando esta acción de gracias en la fiesta de Santa Rita, que desde el cielo nos protege y allí nos espera”.
Citando el Evangelio, dijo: “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones, es decir que todos tenemos un lugar en el cielo, vale la pena que lo recordemos porque allí todos tenemos un lugar y vale la pena que lleguemos a ese lugar, y los santos intercederán por nosotros para ir a ese lugar”.
Parafraseando al beato Juan Pablo II, a quien mencionó en varias oportunidades de su homilía, dijo: “Abramos las puertas de nuestro corazón a Cristo para que lo dejemos entrar”, y observó que a Cristo “lo encontramos en el Evangelio, en la Palabra de Dios, en la Eucaristía que es donde se ha querido quedar escondido en lo que parece un trozo de pan, ahí está con su cuerpo, con su sangre, con su alma, con su divinidad, está en la hostia Santa”.

“Conocer a Jesús”
Por otra parte, monseñor Polti reclamó “conocer a Jesús, tratarlo, ver si nuestras vidas se van pareciendo un poco a la de Jesús, cada uno según la vocación recibida. Los que vivieron con Jesús a lo mejor lo pudieron ver una vez en la vida, mientras que nosotros lo podemos ver todos los días, si queremos”.
Recalcó: “Hay que conocer al Señor en la Palabra y en el pan, tratándole, sabiendo cuáles son las ilusiones del corazón de Cristo que vienen en el Evangelio, que son la gente, tenemos que tratar de llevarle la felicidad en el cielo y también en lo posible en la Tierra. Tenemos que intentar tratarlo al Señor para que lleguemos a ser discípulos de Jesús como lo fue Santa Rita y el beato Juan Pablo II”.
Señaló que Juan Pablo II, cuando asumió el papado, dijo que los verdaderos discípulos de Cristo tienen conciencia de su propia debilidad, “y todos nosotros somos débiles, por eso hay que poner la confianza en la gracia de Dios y tenemos que convencernos que sin Él no podemos hacer nada”.
Insistió: “Hay que tener en cuenta que cuanto más unidos estamos a Cristo, más nos podemos dar como Cristo se daba a los demás que ayudaba a todos, por eso debemos identificarnos con Cristo en el sacramento de la Eucaristía, tratemos de tener una mirada misericordiosa y trataremos de hacer algo por los que nos necesiten, según nuestras posibilidades”.

Fuente: elliberal.com.ar

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