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Jueves 25 de Abril de 2024
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Más de la mitad de los choferes maneja con sueño

n estudio realizado por el Conicet, a pedido de la UTA, arrojó resultados que dejan la sensación de que andar en ómnibus constituye un serio peligro para la vida de los usuarios. La fatiga atenta contra la seguridad vial. Se extiende entre los conductores la costumbre de masticar coca para combatir el cansancio y resistir toda la jornada laboral.
MULTIPLES TAREAS. Los choferes de ómnibus deben, además de conducir, cortar boletos, dar vuelto, contar el dinero, cuidar el ascenso y descenso de los pasajeros y responder lo que estos preguntan.
(DIARIOC, 14/09/2010) Es mediodía. Julián Márquez corre hasta alcanzar el colectivo de la línea 6. Deberá esperar unas cuadras con medio cuerpo afuera hasta encontrar un lugar, aunque más no sea para sostenerse y resistir las frenadas bruscas y las aceleradas repentinas. Unas 20 cuadras más adelante verá cómo hace para llegar a la puerta trasera para bajar. Tal vez, piensa, tenga que arrojarse antes de que el chofer vuelva a arrancar.

Este calvario narrado por Márquez es lo que soportan día a día los tucumanos que usan el transporte público de corta y media distancia en horarios pico. No sólo viajan como ganado y a los sobresaltos. A veces, son maltratados. En la calle, en tanto, más de un conductor queda aterrorizado cuando un ómnibus se les tira encima.

La crónica del martirio de los viajes en ómnibus tiene como protagonistas y, al mismo tiempo víctimas, a quienes están detrás del volante. Sobran las quejas en su contra: que manejan muy fuerte, que violan las normas de tránsito, que no respetan las paradas, que maltratan a los pasajeros y que pocas veces respetan a los conductores. Pero este es sólo el lado más visible de este grave problema de seguridad vial. Una investigación médica revela datos alarmantes: más de la mitad de los choferes sufre alteraciones de sueño y maneja con somnolencia. Están cansados y fatigados y, cuando faltan tres horas de recorrido, su capacidad de reacción ante una alerta va decayendo.

Investigación

LA GACETA accedió a las conclusiones del estudio "Trabajo, sueño, alerta y estrés en conductores de colectivos", realizado en los últimos dos años por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (Conicet). La investigación fue encargada por la Unión Tranviarios Automotor (UTA) para conocer el estado de salud física y mental de los colectiveros urbanos. Estuvo a cargo del investigador del Conicet y director del departamento de Investigación de la Facultad de Medicina de la UCA, Daniel Cardinali, entre otros. Se hicieron encuestas entre los choferes y tests de reacción psicomotriz, entre otras evaluaciones.

Según la investigación, el estrés laboral, percibido como cansancio o fatiga y tensión o ansiedad, fue mencionado por la mitad de los trabajadores. Las cifras más preocupantes tienen que ver con el sueño: el 55% presentó una probabilidad alta de padecer apnea del sueño; el 49%, somnolencia diurna; y el 64%, mala calidad de sueño. A continuación, los expertos advirtieron que, en general, el número de accidentes viales reportados por pacientes con apnea del sueño es hasta siete veces mayor que en el resto de la población.

Causa sorpresa verificar que más de la mitad de los colectiveros dijo que tenía, en forma usual, casi permanente o permanente, sensaciones de cansancio físico y mental. De hecho, el 95% de los encuestados reconoció que la alerta es importante para la seguridad, aunque el 75% dijo que es común manejar fatigado.

La conclusión de los investigadores es determinante: "los colectiveros tienen un precario estado de salud, directamente vinculado con el estrés derivado de las condiciones de conducción. Urge una intervención educacional para despertar conciencia por parte del trabajador en los aspectos del sueño".

Según el informe del Conicet, la importancia de la excesiva somnolencia diurna como factor de riesgo de accidentes de tránsito, particularmente entre colectiveros, comenzó a preocupar a las autoridades regulatorias y a la comunidad en general.

Masticando bronca

En la puerta de una empresa de ómnibus, dos choferes que terminaron sus turnos conversan. "No es novedad que los servicios están colapsados. Esa situación de anormalidad se ha convertido en lo normal", dispara uno de ellos, mientras mastica coca, una costumbre que se extiende entre los choferes. "Así combatimos el cansancio. Te mantiene despierto", confió el otro conductor. Los choferes hablan, pero no quieren dar sus nombres, temerosos de represalias de parte de la empresa. "Nosotros ya hicimos varios reclamos a UTA", se escudan.

Los recorridos de las líneas urbanas y metropolitanas se realizan en un lapso de entre una y dos horas, y deberían estar separados por descansos de cinco minutos, según cuentan los choferes. Pero el tránsito cada vez más endiablado, y los cortes de calle por obras públicas o protestas alteran estos horarios. Los retrasos se "recuperan" en los minutos de descanso de los choferes, confiesan. Si esto no alcanza, para evitar una sanción, muchos colectiveros intentarán llegar a tiempo como sea, aunque esto implique conducir en forma insegura o sin cumplir las reglas de tránsito.

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