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"Más de un preso nos confesó que eran los propios guardias los que les daban la droga"

Los integrantes de la sala II de la Cámara Penal se mostraron sorprendidos por la poca repercusión oficial que tuvo su investigación. Los jueces dijeron que se someterían a un análisis de detección de estupefacientes si los funcionarios de Villa Urquiza también lo hacen.
(DIARIOC, 08/10/2009) Los vocales de la sala II de la Cámara Penal, Alberto Piedrabuena y Emilio Herrera Molina, responsables de la investigación a través de la cual se demostró que el 65% de los internos de Villa Urquiza consumen drogas, se mostraron esperanzados en que, de una vez por todas, se pueda determinar cómo ingresan los estupefacientes en la cárcel. "Las únicas respuestas que recibimos apuntaban al preso y a su familia. Pero la cuestión es más de fondo. Sabemos que hay tráfico. Esa es la hipótesis que nos quedó tras el estudio", coincidieron los magistrados durante una entrevista con LA GACETA.

- ¿Cómo fue que decidieron llevar a cabo esta investigación?
- Cuando entrevistábamos a los presos en las alcaldías de calle Congreso, notábamos que no respondían normalmente a nuestras preguntas. Por ejemplo, una vez le consulté a uno de ellos cuánto le faltaba para cumplir su condena y me miró como si fuera de otro planeta. Todo interno sabe cuánto le resta, pero a él no le importaba nada. El secretario de la sala (Luis Lezana Flores) va mucho a la cárcel, y también nos transmitió esa situación. Por eso, decidimos pedirle informes al director del penal, Roberto Guyot. (Herrera Molina)

- ¿Qué sucedía cuando en las requisas encontraban droga?
- Trataban la situación como tenencia de sustancias o de elementos prohibidos. Pero no se canalizaba el hecho por las vías que debían investigar si eso era alguna sustancia tóxica, como marihuana. Había una sanción disciplinaria, pero quedaba en el camino la causa correspondiente. (Piedrabuena)

- ¿Se sorprendieron cuando supieron que el 65% de los internos a cargo de la sala había consumido drogas?
- Sí. (Al unísono)
- Sabíamos que existía consumo, pero yo esperaba encontrar menos de 50%. (Herrera Molina)
- El problema de la droga en la cárcel es de siempre. Pero no en esa cantidad; realmente, no lo esperábamos. (Piedrabuena)

- ¿Qué respuestas recibieron desde el penal?
- Se delegó la responsabilidad en las visitas. (Herrera Molina)
- Se habló de los controles, pero el problema va muchísimo más allá. Esto debería tener más atención del área de Seguridad, de las Comisiones Legislativas de Derechos Humanos. Pero no obtuvimos respuestas oficiales. (Piedrabuena)

- ¿Fue entonces cuando se les avisó a los otros poderes?
- Sí. El 5 de diciembre se remitieron los informes al ministro (Mario) López Herrera, a la Justicia Federal y a la Presidencia de la Cámara Penal. (Herrera Molina)

- ¿Era una especie de llamado al compromiso?
- Más allá de eso, hay que aclarar que nosotros tenemos nuestras limitaciones. No podemos investigar este tipo de casos; eso le compete a la Justicia Federal. Y lo administrativo les cabe al ministro de Seguridad Ciudadana y al director del penal, que deben velar por los presos. No entendemos por qué no hubo respuestas. Quiero advertir que con esto no se busca ensuciar a nadie. No se debe enredar con una cuestión política. Lo que buscamos es una solución para esto. (Piedrabuena)

- ¿Qué sensación les quedó ante esa pasividad?
- Hubo una especie de vacío desde diciembre del año pasado, cuando remitimos los informes. Por lo menos a mí me quedaba una sensación de duda, de impotencia. (Piedrabuena)
- Genera bronca. Qué sentido tiene que se siga un largo proceso, que dictemos una sentencia condenatoria y que pensamos en colaborar para que haya un poco de justicia en este mundo, si sabemos que la persona condenada va a drogarse más adentro de la cárcel que afuera. (Herrera Molina)

- ¿Hubo presos que admitieron  que consumían drogas y cómo las obtenían?
- Nosotros les preguntamos, claro. Pero uno me contestó una vez:  "¿Usted me quiere muerto? Si yo le cuento algo sobre las drogas en la cárcel amanezco muerto". Ellos tienen terror de darnos los detalles. Pero más de uno nos confesó que eran los propios guardiacárceles (quienes la proveían). Pero si yo solicitaba que el secretario tome notas, el interno pedía: "por favor, no me maten, están haciendo que me maten". (Herrera Molina)

- ¿Existe alguna forma de comprobar esta hipótesis?
- Nosotros proponemos que el estudio de orina que se realizó con los presos sea practicado a todos los integrantes del servicio penitenciario; también a los integrantes de la Justicia que tengan competencia en el ámbito carcelario. Esto podría dar pistas, porque muchas veces quien consume puede comercializar. (Herrera Molina)
- Los jueces también nos ofrecemos a realizarlo. Hay muchas cuestiones que deberían ser investigadas, ya sea de forma interna o externa, como el consumo de morfina, para saber si eran presos que estaban bajo tratamiento médico. (Piedrabuena)

- ¿Cómo se puede cambiar esta situación?
- Si hay un lugar donde el poder estatal está concentrado, es en la cárcel. Allí se tiene el monopolio de la fuerza. Siguiendo este razonamiento, en la unidad de Máxima Seguridad hay máxima concentración de poder. Entonces, es más difícil violar los controles para los visitantes, que son revisados de punta a punta; sean hombres o mujeres. Si se realiza un estudio allí, uno se va a poder dar cuenta cuál es la situación. Si, a pesar de esos controles, hay drogas, la vía de ingreso no son los familiares. También se puede implementar un sistema de rotación de guardias e incorporar especialistas que trabajen con los adictos. El penal está haciendo muchas cosas buenas, como los coros, los cursos y otras tareas. La creación de Máxima Seguridad también fue un avance, aunque se podría haber hecho mejor.
- El tema de la droga en la cárcel es propio de ese ámbito y de todas las cárceles del mundo. Pero eso no significa que debamos aceptarlo. (Piedrabuena)

Momentos clave
En agosto de 2008, la sala II de la Cámara Penal ordenó que los 114 presos a su cargo fueran analizados para saber si consumían drogas.

La Secretaría de Adicciones realizó los estudios. El 65% de los internos había ingerido porros, cocaína u otras sustancias, combinadas.

En diciembre, los vocales remitieron el expediente a la Corte, al Ministerio de Seguridad Ciudadana y a la Justicia Federal. No recibieron respuestas.

Fuente/ lagaceta.com.ar

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