Catamarca
Martes 23 de Abril de 2024
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Mas sobre el Maese Kike

Federico de la vega nos recuerda, a través de una entrevista como comenz{o el amor entre las marionetas y Kike Sanchez Vera y su sentido de pertenencia catamarqueña.
(DIARIOC, 02/02/2010) Cesar Nadin, artista del Teatro de Títeres “ La Huella ” de General Roca, Río Negro, colaborador del artista durante varios años en su compañía “El barco de papel señala: El Kique siempre esta dispuesto a compartir sus saberes con otros, lo que también lo distingue.

En la actualidad esta con algunas nanas, lo que lo tiene en reposo pero esto no le impide seguir escribiendo y pensando espectáculos, giras, etc. En el homenaje realizado en la legislatura de Neuquén el año pasado, nos juntamos gran cantidad de personas, muchos artistas populares de distintas disciplinas, amigos, familiares y algunas compañeras y compañeros. Fue muy emotivo, se leyeron sus obras, se cantaron sus canciones, estaban expuestos algunos de sus muñecos, todas obras de arte, pinturas y xilografías. Y por supuesto bebimos a su salud.

En julio de 1996 le hice a Kique una entrevista en ocasión de una actuación de su compañía “El barco de papel” que se presentó el la Plaza principal de Catamarca frente a la Catedral. Fue una visita muy ansiada por la comunidad artística catamarqueña en ese momento, con una ausencia de casi veinte años que no volvía a su provincia.

Escribí en ese entonces: …Con esta venida de Kique me acordé que hace unos días debatíamos con un grupo de periodistas sobre los personajes más importantes que tenía nuestra cultura en general y “saltó” el nombre de Kique Sánchez Vera como un personaje con mayúscula de nuestra cultura, un hombre a quién Catamarca le debe un sincero homenaje por llevar tanta fantasía en forma de muñecos por todo el mundo, más aún porque esa fantasía y esa creación han sido inspiradas por nuestra provincia, con sus paisajes sus olores, sus modismos, y por toda su idiosincrasia.

P: ¿Cómo ha sido el reencuentro con su provincia?

R: Te podés imaginar que kilómetros antes de llegar ya decía Oscar (uno de los manipuladores de sus marionetas) que me veía nervioso, porque yo quería venir en una alfombra mágica para llegar de una vez. Llegué y ví, porque la visión del camino alto aquel (señalando al cerro Ambato) parece una larga serpiente recostada en el faldeo del cerro. Yo la ví y dije: bueno... Cuando entramos empecé a encontrar todo distinto, nada que ver con los viejos caminos que yo andaba en esa época, porque yo pasé la última parte de mi vida aquí en Catamarca, en Piedra Blanca. Desconocí todo.

P: ¿Cuál es su preferencia en el arte?

R: dentro del arte me gusta hacer de todo, y soy cíclico, me agarran como ciclos. Antes me gustaba escribir poesías, después empecé a escribir cuentos, me encontré más con la prosa.

Todo lo que hice fue acompañado por cierto con los títeres, desde los diez años cuando lo ví a Javier (Villafañe) en mi escuela en el año cuarenta y tanto; Javier venía todavía hombre fuerte, pelo negro, con su tercera o cuarta mujer...

La maestra de sexto grado -creo que la señorita Asunción Ahumada- nos dijo: chicos en la última hora van a tener una función de títeres, pero yo no tenía la más pálida idea de lo que era, a mí se me mezclaban las cosas, porque yo lo que veía siempre por acá eran los ventrílocuos que vienen con el muñeco y lo sientan en la rodilla y lo hacen hablar y tiene una rutina. Llegamos con los chicos, entramos nos acomodamos pero estábamos admirados porque esperábamos ver la silla, la silla para que venga el ventrílocuo y se siente ahí y traiga el muñeco; yo veía un ropero y me preguntaba: qué hace el ropero este?. Al final se apagaron las luces y empezó la función y la silla no aparecía y al ropero tampoco lo sacaban. De golpe en la parte superior del ropero se abrió una cortinita y aparecieron los títeres. Al ver aparecer un títere, dos y tres, ver la obra, ya no podía ni terminar de ver la obra, y ya había pensado todo lo que iba a hacer cuando sepa cómo se hacían esos muñequitos, yo los veía vivos que actuaban.

Terminó la función y los chicos aplaudieron, gritaron como de costumbre y la maestra: vamos niño... entonces yo me tiré bajo las butacas, entonces un compañero dijo: señorita ahí el niño Sánchez se queda!, y yo les dije vamos rajen, rajen... Entonces: se fueron todos y me quedé yo, me acerqué a Javier y él hablaba con una mujer y un hombre, andaban tres, él sacaba un títere y lo acomodaba en la valija, sacaba otro títere y lo acomodaba en la valija, y estaba yo mirando y le digo seño, señor, y me dice: Qué queréis niño? -era muy discursivo-, le digo señor cómo hace los títeres? Dice: mirá, tocalos que no hacen nada, entonces lo levanté y le pregunté ¿Cómo lo hace? y me dice: esto se hace con una mate. ¿Conocés el mate?, sí mi abuela tiene uno, bueno (me dijo) entonces a ese le ponés masa, agarrás papel y lo deshacés en agua y lo mezclás con harina y lo dejás secar. Ho, qué sabía yo, voy y agarro un montón de agua y ese papel de diario y me salió una cosa como una sopa, pero le iba pegando así.

Creo que Kique honró al arte de la provincia de Catamarca aunque aún muchos no se hayan enterado, que llevó a lo más alto distintas aristas del arte con un sentimiento y una dignidad pocas veces vista, despojado de mezquindad y especulación se encargó de difundir y repartir por todo el mundo la fantasía de los muñecos gçcreados en su taller, pero nacidos de su alma de corazón noble y sincero.

Pueda ser que a partir de ahora Catamarca se entere definitivamente de la labor de este hombre “orgullo de los artistas catamarqueños”.

Federico de la Vega

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