El punto de concentración fue la plaza 25 de Agosto, desde donde se desplazaron por avenida Güemes, calle Sarmiento hasta la Catedral Basílica, donde la Sagrada Imagen fue llevada en brazos de Mons. Urbanč en un sulky, que encabezó la interminable columna de agrupaciones gauchas. La marcha continuó por las avenidas Belgrano y Los Legisladores, hasta el parque Adán Quiroga, donde se ofició la Santa Misa.
A su llegada, la Imagen cuatro veces centenaria, ataviada con un poncho de vicuña, para estar a tono con sus hijos de tierra adentro, fue colocada en la urna desde donde presidió la Sagrada Eucaristía.
Durante su predicación, el Obispo agradeció “por el regalo de esta expresión de fe, amor y gratitud a Nuestra Madre del Valle, de los hermanos del campo”. Mencionó el Día de Trabajador, que coincidió con este homenaje, indicando que el trabajo dignifica al ser humano. “El que tiene fe santifica el trabajo; comparte el trabajo, como los dones de la tierra y la fe. Esa fe que se cultiva para celebrarla como lo estamos haciendo en este momento”.
Asimismo, dijo que “ha valido la pena andar una semana, varios días, sin importar las inclemencias del tiempo ni el cansancio, porque el amor a la Madre los ha traído hasta acá”.
En el momento del ofertorio, las distintas agrupaciones gauchas acercaron al altar los dones preparados para esta oportunidad tan especial.
Finalizada la celebración eucarística, se concretó el tradicional desfile, que fue acompañado con el aplauso de los presentes.
De esta manera, los hombres y mujeres a caballo tributaron el homenaje siempre renovado a la Reina del Valle, que los acoge como una Madre y les entrega su gracia sin par.