Las puertas de la antigua catedral de Módena abrieron al amanecer, para permitir a los entristecidos seguidores echar un último vistazo a Pavarotti antes del funeral, que se desarrollará el sábado.
La corpulenta estrella de la ópera, que murió el jueves a los 71 años, llevaba un esmoquin negro, con las manos unidas sobre el estómago sujetando un pañuelo blanco -un elemento que no faltaba en sus recitales- y un rosario. Coronas de flores rodeaban la cabecera del ataúd.
"Llevó al mundo todo lo bueno de su ciudad: simplicidad, honestidad y felicidad", dijo Luigi Febbrano, un funcionario judicial de 51 años, frente a la iglesia del siglo XII.
Pavarotti, uno de los mejores tenores de su generación y quien acercó la ópera a las masas, murió tras una larga batalla contra un cáncer de páncreas. Los mensajes de pesar llegaron de todo el mundo, con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y de Rusia, Vladimir Putin, uniéndose en sus elogios a los cantantes de ópera españoles Plácido Domingo y José Carreras.
"El mundo a tus pies", decía el titular de un diario de Módena, la ciudad donde Pavarotti nació en una familia humilde y que nunca olvidó pese a su éxito.
Pavarotti pasó sus últimos días en su villa cerca de Módena, donde también tenía un restaurante. También dio clases para la escuela de música local, incluso en los últimos meses de su enfermedad.
Su potente voz y enorme personalidad llegaron a millones de espectadores de televisión de todo el mundo a través de conciertos con estrellas de rock como Sting y Bono. También serán muy recordadas sus galas benéficas "Pavarotti y Amigos" y el famoso concierto de los "Tres Tenores" con Domingo y Carreras en Roma durante el Mundial de fútbol de 1990 en Italia.
Las ventas de discos de ópera se dispararon tras el concierto, y el aria "Nessun Dorma" del "Turandot" de Puccini se convirtió en algo familiar para los aficionados al fútbol.
Fuente: Reuters