"El cuento es un género desacreditado por los editores, el público y la crítica -señala Chejfec en diálogo con Télam-. En Argentina, España o Francia sucede lo mismo. Y sucede porque los editores suelen encontrarse con cuentos desparejos, sin unidad de sentido".
Según el autor, "hubo una época de oro, acá representada por los cuentos de Abelardo Castillo, Cortázar, Marco Denevi y luego vino una especie de vacío en ese terreno. En mi caso, no los concibo como cuentos, porque para mí la palabra ´cuento´ está referida a un tipo de pieza textual con características específicas".
"El cuento alude a algo que constructivamente está concebido para que tenga, como dicta la norma clásica, un comienzo, un nudo, un conflicto y un desenlace. Este caso es diferente porque las peripecias avanzan no de manera dramática, sino digresiva".
"Me parece que el descrédito vinculado con las piezas breves se debe no tanto a la extensión, sino al formato saturado que es el cuento tradicional -reflexiona Chejfec-. Esa cápsula de ficción que finalmente debe sorprender por uno u otro motivo: el típico cuento «cortazariano» o a la Poe".
Por eso, continúa, "pienso que la idea de documento hace que la ficción tenga otra ubicación, que al mismo tiempo sea más y menos ficción, una ficción más inmediata, menos vinculada con lo dramático y más con lo conceptual o lo imaginativo en términos de asociación más trascendental".
Chejfec apunta: "Mis relatos no avanzan en términos de intriga ni se plantean resolver un conflicto, en cambio, el avance se produce a partir de digresiones, argumentaciones y asociaciones, como si yo buscara inscribirme dentro del realismo, pero sin usar sus herramientas habituales".
"Estamos acostumbrados a que la literatura transmita sentido a través de las peripecias -precisa-. Pero creo que la peripecia en ese sentido ya está un poco saturada, para eso existe la prensa, el cine, la televisión, formatos emisores de narraciones que trasmiten sentido a través de la peripecia".
"Creo que si la literatura tiene alguna opción de subsistir en esta época tan saturada de relatos, es a través de ese tipo de cambios, que tampoco son novedad, porque se ve una tradición de escritores que se enfocan en algo que desvirtúa el sentido final".
Y remarca: "si la literatura tiene alguna opción de aportar algún sentido estético y verbal, pasa justamente por desubicar esas nociones tradicionales: que el sentido esté puesto no tanto en la acción y sí en el trabajo del narrador".
Fuente: Télam