El 28 de febrero de 2013 quedará marcado en la historia del mundo entero por la despedida emocionada y agradecida al Vicario de Cristo que ha conducido a la Iglesia luminosamente durante ocho años, con palabras y obras, gestos y actitudes evangélicamente transparentes.
La celebración tuvo lugar en el marco de la Cuaresma, que invita a la conversión sincera para poder vivir jubilosamente la Pascua de Resurrección.
Mons. Urbanč: “Un dejo de tristeza y de gran vivencia de la fe”
En la homilía, Mons. Urbanč comenzó expresando "esta Misa tiene un dejo de tristeza y de gran vivencia de la fe por lo que vivimos hace cinco horas. Con mucha fe y confianza en Dios, el Santo Padre dio un paso al costado para que otro asuma el ministerio de Cristo. Por casi ocho años nos ha bendecido con su ministerio; que el Señor le conceda paz".
En otro momento, aludiendo a la barca que es la Iglesia, dijo que en estos mares que a veces están quietos y a veces turbulentos, el Papa Benedicto la supo conducir guiado por el mismo Dios. "El Papa es un hombre que está plantado junto al agua viva, porque está unido a Jesucristo para poder dar muchos frutos. Así, ha discernido que el Señor le pidió que diera este paso al costado" y hacia el final, el Obispo afirmó que "el Papa supo recordarnos la necesidad de animar la fe con el amor" y dio gracias por el Santo Padre que ayer se alejó definitivamente de su sede.
Por último, Mons. Urbanč expresó que "toda la Iglesia pide para que el Espíritu Santo ilumine a los Cardenales para que después de un sabio discernimiento definan al nuevo Pontífice".
En la oración de los fieles se pidió por el Papa y todos los Obispos, como también por el Colegio de Cardenales que debe elegir al nuevo Pontífice. Asimismo, se pidió por los gobernantes y por todos los cristianos.
En la despedida, tomando las palabras de Benedicto XVI "desde esta noche seré sólo un peregrino", los participantes de la Eucaristía fueron invitados a ser también peregrinos en esta tierra que durante este tiempo de purificación y crecimiento estén atentos y solícitos a las necesidades de los hermanos.