En un trabajo conjunto entre la Secretaría de Salud y la Subdirección de Bromatología municipal, cerca del 80 por ciento de los bares y restaurantes de la ciudad ya fueron notificados de los fundamentos de la ordenanza y de los pasos que tendrán que llevar adelante: la sal debe ser requerida por el cliente, no debe estar puesta en la mesa.
Bruno Robledo, director de Nivel de Atención Periférico de la Municipalidad explicó que “para grata sorpresa de nosotros los dueños de los bares han aceptado muy bien la ordenanza y el mensaje propuesto”. Robledo explicó que la idea de la Municipalidad no es actuar de policía sino educar a los dueños de los bares y a la gente sobre el uso de la sal.
De acuerdo a la recomendación internacional de la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la ingesta máxima diaria es de un máximo de cinco gramos, pero hay relevamientos que indican que el consumo en la población supera ampliamente esa recomendación.