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Jueves 25 de Abril de 2024
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DATOS DE CATAMARCA

Nueve de cada diez mujeres no denuncian la violencia familiar

El dato se desprende de la realidad cotidiana que afronta la Asociación de Mujeres en la Ayuda Mutua para la No Violencia. Aseguran que hay miedo, temor a perder los hijos y hasta vergüenza ante la sociedad para poder denunciar que son golpeadas. La falta de preparación de quienes receptan las denuncias ocasiona una “doble victimización” y hasta el rechazo a concretar aquello que podría cambiarles la vida.
(DIARIOC, 08/08/2010) Integrantes y profesionales. El dolor las unió y hoy luchan por ayudar a quienes padecen la violencia familiar. A pesar de que las mujeres fueron ganando espacio en el seno de la vida social, parece imposible creer que hoy casi el 90 % de las mujeres golpeadas aún se resiste a efectuar una denuncia ante su atacante. Los datos se desprenden de la realidad que ven pasar a diario las personas que integran el grupo AMAN (Asociación de Mujeres en la Ayuda Mutua para la No Violencia).
El miedo hacia quien golpea, el temor a perder a los hijos, al qué dirá la sociedad, son las cosas más comunes que bloquean frecuentemente a la víctima e impiden realizar la denuncia hacia esa persona que hace sufrir, comentaron las integrantes de esta organización que lleva menos de dos años de vida, pero una importante cantidad de personas que pudieron unirse en busca de ayuda y lo lograron. La intención es que la mujer golpeada descubra la forma de salir a través de sus valores, de que confíe en ella misma.
De 10 casos de violencia, 9 nunca denunciaron a quien las golpea, “están dolidas y tienen miedo, por los hijos, por la culpa por la misma sociedad, tienen temor de no poder afrontar la economía de la familia; muchas veces de errónea manera se justifica a quien golpea, y hasta se llega a creer que es tan pasional que llega a los golpes”, relataron.
AMAN surgió el 25 de noviembre de 2008, Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, en el marco de una jornada sobre la temática en la que se pusieron a disposición testimonios voluntarios de mujeres golpeadas, que tuvieron un impacto muy fuerte que motivó el surgimiento de la asociación.
“Muchos hablan pero nadie hace nada. La violencia sigue escondiéndose a pesar de todos los avances”, comentaron, y es por ello que estas mujeres luchan para que la misma sociedad se dé la oportunidad de revertir la historia.
La intención es llegar a todas esas mujeres que tienen miedo, poder contenerlas y ayudarlas. La asociación está conformada por un grupo de mujeres que atravesó por situaciones de este tipo. Con el paso del tiempo y para atender esta problemática se fueron sumando profesionales que hoy conforman el equipo técnico. “Queremos que las mujeres se animen a denunciar, que se hagan fuertes y no soporten la violencia”.

Sin apoyo
Según indicaron, hay muchas mujeres que no tienen acceso y no saben cómo informarse, o tienen miedo, o lo habrán denunciado y no consiguieron nada. “Hay mucha burocracia. A veces nos dicen que “para qué lo voy a denunciar si fui 10 veces y nadie hizo nada”.
Además de ser víctima de violencia recibe una doble victimización, cuando va a realizar la denuncia se convierte en víctima del sistema institucional que cuenta con personas que no tienen experiencia.
Al respecto, indicaron que cuando el personal no está preparado descree lo que está pasando, y empiezan a surgir los mitos de “si sigue es porque le gusta”, “ya va a volver”, y no se le da la importancia que debe al tema, lo que lleva a que las denuncias efectuadas no lleguen a quien corresponde y queden cajoneadas.
Por esta razón es que la asociación trabaja en un anteproyecto para ser presentado ante las autoridades para modificar la burocracia que existe sobre esta grave problemática, basándose en su propia historia que es dolorosa, pero de la que aseguran se puede salir.

Violencia de múltiples formas

Si bien se cree que al hablar de violencia se alude a aquel daño físico, también existen otros tipos de violencia invisible ante los demás.
Existen además la violencia psicológica, económica, la sobreprotección y los celos excesivos, que aunque muchas veces no se crea coartan la libertad.
Los tipos de violencia más frecuentes son la psicológica, luego la física y la económica.
“Dejá de trabajar porque tus hijos te necesitan”, “Me dejás y no te paso la plata o renuncio al trabajo y te quedás sin ninguna protección”, son frases tan comunes que muchas veces no se dan cuenta que en realidad es violencia. Pero la realidad es que la persona que ama no va a golpear, va a amparar, va a respetar.
Ante los casos de violencia, hay víctimas directas como lo es la persona golpeada, pero también hay víctimas indirectas, como los hijos y la familia de la víctima, e inconscientemente la familia del victimario.
“Muchas veces por la violencia es la forma en que funciona la pareja: la mujer no puede ver más allá de la pareja. La pareja entonces empieza a alejarla de la familia, de los amigos y de los afectos, y es allí donde queda más vulnerable”.
Quienes atravesaron por estas situaciones saben que se sufre más la violencia psicológica que física. “Los golpes con el tiempo se van y por fuera desaparecen, pero de la violencia psicológica es de la que no te recuperás nunca, te deja secuelas impresionantes. Para salir de todo esto hay que salir acompañado, hay que hablarlo, hay que buscar ayuda, porque muchas veces el grupo familiar es el que está enfermo”, comentó Susana.


Cuestiones irresueltas

Según indicó la licenciada Emelina Salman, psicóloga de la asociación, muchas veces la persona golpeadora viene con una mochila a cuestas, tuvo una infancia, una adolescencia, una historia de vida con cuestiones irresueltas que en un cierto momento la arrastra con la otra persona, esa explosión de rabia traslada la culpa a otra persona. Pero esta situación no termina en la pareja, y muchas veces los hijos, testigos de ello, conviven con aquella violencia que luego les es normal y a veces termina pasando de generación en generación.
También sucede que si el marido golpea a su mujer, y ésta no puede responderle se descarga con los hijos, y es así donde los niños empiezan a tener problemas en la escuela, tienen la misma actitud con una mascota, con un juguete, con ellos mismos, síntomas de una casa con conflictos.

Cómo es un golpeador
“Es muy difícil darse cuenta de una persona que es violenta porque generalmente tiene una doble personalidad. Generalmente son muy amables, no hay qué decir de su persona o no llaman la atención, no hay que criticarles porque son personas muy buenas con los demás, en su ámbito laboral, socialmente, pero de la puerta hacia adentro son personas totalmente diferentes, son otras personas, son personas que tienen la necesidad de descargarse con el más vulnerable, tienen un poder y un manejo hacia la otra persona.
Muchas veces pasa que se descargan con violencia para sentir más satisfacción y poder”.

Cómo alertarse
“Desde el noviazgo uno de puede alertar, si es que hay situaciones de gritos, de intolerancia, si le molestan cosas simples. Hay que estar atentas y hablar sobre el tema.
Durante el noviazgo se dan algunas situaciones que se deben tener en cuenta, los celos y la sobreprotección. Cuando surgen propuestas como: “Por qué en vez de salir con tus amigas no te quedás conmigo”, “por qué en vez de salir con tu familia no te quedás conmigo”, son manejos posesivos que no responden al exceso de amor. Muchas veces se piensa que casándose o teniendo hijos van a cambiar las cosas, pero no es así”.
“Para ser golpeada no hay edad ni clase social, sólo puede variar la edad de quien denuncia o no que recibe golpes, pero la mayor parte de las veces se quiere ocultar porque se siente que es vergonzoso ante la sociedad”.


Fuente: Diario LA UNION

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