Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
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Ofelia, la voz femenina de una generación desencontrada

Con su nuevo libro Ofela, que reúne más de cien tiras de humor gráfico, la dibujante Julieta Arroquy condensa en su personaje nuevas reflexiones sobre un explorado universo femenino con sus clichés y mandatos, y se convierte en una voz fresca que analiza con licencias estéticas los desencuentros de una generación.

Con trazos simples e ideas concretas se asoma Ofelia, una mujer pequeña que en nueve viñetas por página cuestiona -como si fuera un stand up- su propia existencia, la relación con los hombres, los cotidianos vínculos tecnológicos, los cánones de belleza actual, la violencia de género y finalmente, la soledad del ser.

Ofelia está con un remo en la mano y dice: "Me parece que te toca un ratito a vos". Así de contundente, obvia y efectiva es esta mujercita que propone un parate a la histeria femenina y masculina y que transmite verdades que se conocen pero que, a veces, no se saben expresar.

El personaje se viralizó en la web ("soy digna hija de la tecnología y el éxito de Ofelia se lo debo a Facebook"), salió en el ya extinto diario Muy y, como corolario de un fenómeno inesperado, llegó el libro de la mano de ediciones De la Flor, lo que marca la maduración de la autora como humorista gráfica.

Con el beneplácito de Maitena y la influencia de Quino, Liniers y Tute, Arroquy (Bahía Blanca, 1974) comenzó dibujando objetos que simbolizaban situaciones. "Escribía en una taza de café la frase ´tenemos que hablar´. Era una buena síntesis, pero además me negaba a hacer personajes", cuenta a Télam sobre sus primeros pasos.

Estos dibujos-objetos fueron velozmente captados y llegaron a publicarse en varios números de la revista femenina Oh La La, pero el batacazo lo dio con Ofelia que nació de la pura observación y que llegó hasta la revista mexicana Mujeres.

"En una feria del libro estaba sentada junto al dibujante Gustavo Sala que dedicaba cada uno de sus libros con un dibujo. Hacía ese laburo con cada lector", recuerda. Enseguida Arroquy -entre imitación y epifanía- se puso a dibujar un personaje que agradecía a sus lectores. "Así nació y mutó gráficamente", explica.

"Ofelia tiene cuerpo de niña pero piensa como mujer. Es sensible dramática, analítica, exagerada, inocente y se enoja poco, pero se enoja. Busca respuestas a sus preguntas, aunque siempre esas respuestas están implícitas", define la creadora.


Luego de su primer libro ¡Oh no!, me enamoré (De La Flor, 2010), Arroquy desentraña -con Ofelia como estandarte- la naturaleza femenina y se convierte en una voz de una generación desencontrada en sus vínculos más íntimos, pero también, como sugiere su autora, más reflexiva y tranquila que en sus trabajos anteriores.

"A diferencia del primer libro que es más punk y con más corazones rotos, en Ofelia hay más diálogo interno. Me permite otro nivel de análisis para hablar, por ejemplo, de la existencia o no de Dios, del vínculo entre padre e hija, de la sexualidad, de la trata de personas y de la violencia de género", dice.

De hecho, una de las tiras más replicadas en las redes sociales es la que hizo hace casi un año y que recuerda a Marita Verón, María Cash, Erica Soriano y Florencia Penacchi. "¿Dónde están?" se pregunta Ofelia y remata: "¿No habíamos quedado que nunca más?".

"Distintas agrupaciones políticas la tomaron y borraron mi nombre. Por una lado, me enorgullece, pero por otro, no quiero que el personaje quede atado a ninguna militancia. Lo que digo es desde un lugar de persona, desde lo humano", aclara.

Si bien lo autobiográfico atraviesa a Ofelia (nombre en honor a su madre), Arroquy aclara: "no llevo las cosas tal cual me suceden, sino que traslado algo de esa sensación. Atrás de todo chiste hay una gran verdad. Aún así, cuando estoy triste me cuesta hacerla bien, pero no me interesa forzarlo. Ella me dio libertad para ser más espontánea".

Esta chica se mete de lleno en las contradicciones femeninas y culturales. El lugar que ocupa el amor en la vida de una mujer, la profesión y la independencia, la soltería y el apuro social del llamado reloj biológico son algunos ítems ofelianos. "Congelo óvulos o no congelo", ironiza Arroquy como dilema existencial.
"Aspiro a correrme del lugar de mina dolida y uno de los temas es comprender el desencuentro de mi generación."
"Cuando no tenemos pareja parecería que algo falla. Es ridículo y completamente cultural", sostiene la humorista que utiliza como materia prima las charlas con amigas y parejas, lecturas, letras de canciones, películas y hasta pasajes de la Biblia.

Arroquy trabajaba como periodista, pero su carrera dio un vuelco. A los 32 años y, tras una breve relación que no cerró de la mejor manera, el dibujo operó como catarsis.

"Fue la vomitada de una tristeza que se convirtió en profesión. Fue hablar de las mujeres y de los problemas emocionales que son más que nada neurosis. El abandono, el hecho que te dejen, que te traten como un cacho de carne, que no te llamen", enumera. Sin embargo, con Ofelia "aspiro a correrme del lugar de mina dolida y uno de los temas es comprender el desencuentro de mi generación".

Fuente: Télam

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