El joven recordó que un día fue a trabajar mareado, producto del tratamiento con antirretrovirales, por lo que "en un ámbito privado y de confianza" le informó a su supervisora sobre su enfermedad "para que no pensara que andaba drogado".
"Tiempo después, luego de ir varias veces a la obra social sin poder afiliarme, volví a reunirme con la supervisora y me dijo que como no había declarado que tenía VIH la empresa no me daría el alta y que era mejor que lo comunicara formalmente así aceleraban el alta y así lo hice, pero a los dos días fui despedido", detalló.
Y aseguró: "Vamos a ir hasta las últimas consecuencias legales, porque es una empresa muy poco seria y discriminadora".
Por su parte, Horacio Barreda, coordinador de la Rajap en la ciudad de Buenos Aires, afirmó a Télam que repudia "completamente" el despido.
"Los portadores tenemos las mismas condiciones y derechos que cualquier ser humano, y la ley 23.798 sobre sida protege y resguarda nuestra confidencialidad en los diagnósticos", enfatizó.
La Rajap, que ofrece asesoramiento a través de su correo electrónico, jovenespositivos gmail.com, está integrada por jóvenes de 14 a 30 años que son portadores de VIH y cuenta con unos 430 miembros en todo el país.
Fuente: Télam