Nicolás García Uriburu encontró en Joaquín Molina al conocedor, colaborador y coleccionista cómplice de su original ejercicio de artista conceptual al servicio de la causa ecológica.
El conjunto ofrece un panorama retrospectivo que se inicia en el informalismo y el pop-art de los sesenta, recala en las coloraciones de canales, ríos y fuentes, y en las intervenciones militantes (conceptuales y artísticas) de defensa del patrimonio natural de la humanidad. (Télam)