Al explicar cómo se produjeron para él las manchas en la puerta del baño, dijo que no las hizo Nisman al caer porque tenían una “proyección descendente” y “un punto de inicio a 60 centímetros de altura, casi medio metro por encima de donde quedó ubicada la cabeza de la víctima”. Para él, esas manchas pudieron haberse generado porque el “matador” sacudió las manos y ello “tiene que haber sido antes de lavarse”.
Según Salcedo, “el matador habría estado ubicado por detrás (de Nisman) a la derecha y de pie. Nisman estaría a rodilla a tierra a 47 centímetros del extremo lateral de la bañera, junto a la mesada”.
Esas mismas manchas a las que se refirió Salcedo son las que sirvieron al perito oficial, Nicolás Vega Laiun – “jefe de servicio” de la Unidad Criminalística de la Policía Federal la noche del operativo– y al de la defensa, Luis Olavarría, para indicar que la puerta estaba cerrada al momento del disparo. Dijeron, además, que esas manchas eran “continuas” y por eso descartaban la participación de otra persona. No se explayaron, en cambio, sobre un punto marcado por Salcedo respecto de la ausencia de manchas de sangre en el dedo índice de la mano derecha de Nisman, que debieran haber existido si este hubiera apretado el gatillo del arma que le prestó Diego Lagomarsino.
Fuente. diario26.com