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TUCUMÁN

Para que su mamá no sufra más, le regaló una vida nueva

Julio Fabián Carrizo le donó un riñón a María Elena Ferreyra, quien estaba en diálisis. La mujer padecía insuficiencia renal crónica. El joven de 22 años fue el que le propuso realizar la operación.
(DIARIOC, 21/12/2010)Un buen día se despertó, dio un par de vueltas en la cama y tomó la gran decisión: hacía 10 años que veía sufrir a su madre y ya no podía soportarlo más. "Mamá, hacete el transplante, yo te voy a donar el riñón", propuso Fabián Julio Carrizo, de 22 años. Y no había mucho qué pensar. Una insuficiencia renal crónica, derivada de una hipertensión severa, empujó a María Elena Ferreyra a depender desde 2001 de la diálisis para eliminar de su sangre las toxinas que sus riñones no eliminaban, lo que fue robándole progresivamente sus fuerzas hasta dejarla "más muerta que viva", como dice la ama de casa de 39 años.

Este año, las Fiestas serán diferentes para la familia Carrizo. Después de la doble operación de extracción y transplante renal con la que el hijo le regaló una nueva vida a su madre, todo es alegría y el amor familiar se vive más intensamente que nunca en esta cálida y humilde vivienda del barrio Aguas Corrientes.

A pesar de sus cortos 39 años, María recibe el cariño de sus cinco hijos y sus nueve nietos; la última, Micaela, tiene 14 días y salió de la panza dos meses antes de lo previsto. Quizás por las ganas de conocer a su "nueva abuela", que por esa fecha estaba saliendo del sanatorio y volviendo a casa. "Todo fue muy rápido. Lo decidimos en octubre y mis hijos se hicieron los estudios para ver cuál podía ser donante. Justamente Fabián, que primero se ofreció, fue el único que dio con la compatibilidad. El 17 de noviembre nos operaron y a los pocos días ya estuvimos en casa", cuenta la mujer.

"Yo no puedo más que agradecerle a mi hijo y estar orgullosa de él -agrega María- que sea un chico tan valiente me llena el corazón de felicidad", confiesa, sosteniéndose un barbijo que no logra esconder su sonrisa llena de luz y de vida.

Por un tiempo más tendrá que usarlo para evitar infecciones. Esto, una dieta fácil, algo de reposo y los medicamentos inmunosupresores forman parte del tratamiento post operatorio, aunque nada se compara con su vida anterior.

"La paciente ha tenido una muy buena recepción del órgano. María está espectacular y de a poco irá haciendo una vida más normal, salvo por las medicación y algunas otras indicaciones", detalla la médica artífice de la ablación -nombre técnico de este tipo de intervenciones-, Vicenta Sal, miembro del equipo del Centro de Transplantes Tucumán. Fabián, el generoso hijo de María, es padre de un nene de dos meses, Ramiro Fabián, y, al igual que María, se recupera muy favorablemente. Cuando LA GACETA fue a visitarlos en su casa, recién volvía de correr.

"De a poco voy volviendo a mis actividades normales. Yo practico gimnasia artística, pero tengo que cuidarme la herida. Los médicos me dijeron que les costó sacarme el riñón por los músculos tan desarrolados en la zona", dice sacando pecho y asegura que ni siquiera se dio cuenta de la operación.

Cuando recuerda el último diciembre, María siente que pasaron mucho más de 12 meses. Fabián le devolvió a su madre una parte de lo que ella le regaló hace 22 años y para la mujer eso es tener una vida nueva. "El año pasado estaba más muerta que viva, y fueron unas Fiestas muy tristes. Ahora nos vamos a cuidar, pero soy casi una cero kilómetro", finaliza con una sonrisa.

Fuente: lagaceta.com.ar

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