La pareja camina desde el domingo pasado por la ruta 64 junto al grupo Jesús de Nazaret. En sus bolsos, llevan el vestido de novia y el traje del novio confeccionados para esta boda que se realizará junto a los peregrinos de todo el país que llegarán hasta Catamarca a cumplir con sus promesas.
“Virgen Santísima, acepto por esposa a esta mujer, la amaré y protegeré hasta que la muerte nos separe, en ti deposito la felicidad de mi familia”, se lo escucha practicar a Miguel mientras camina por la vera de la ruta cargando una enorme cruz de madera que le otorga la fuerza que necesita para no flaquear.
El hombre reconoce que aunque repase una y otra vez las frases perfectas para el día de su casamiento, las palabras saldrán del corazón casi espontáneamente en el instante que vea acercarse al altar a su mujer vestida de blanco.
Ella está feliz, y se lo ha contado en sus oraciones a la Virgen Morena. “Es una prueba de amor inigualable. Cada paso que damos es la demostración del sentimiento más puro hacia el otro”, expresó a EL LIBERAL, mientras superaba ayer por la mañana el kilómetro 52, de la ruta 64, junto con sus compañeros de travesía
“Es como una revolución de emociones que se siente en todo el cuerpo”, reconoció la mujer, tratando de explicar lo que vive un peregrino cuando se lanza a caminar hacia el santuario de la Virgen del Valle. Pero su historia tiene un plus de sensaciones que tienen que ver con la celebración de su boda a los pies de la Patrona del Noroeste Argentino.
Los testigos de su amor son los peregrinos del grupo Jesús de Nazaret, quienes los observan caminar de la mano como si el agobiante calor no surtiera efecto sobre ellos. Amigos de la fe que los ven, desde el momento de la partida, intercambian miradas cómplices previas al sí definitivo.
Fuente/ elliberal.com.ar
