Frente a una mesa ubicada en la entrada de la sede comunal desfiló una docena de enfermos terminales, muchos sobre sillas de ruedas, que recibieron un poco de marihuana mientras el alcalde, Christopher Krohn, observaba con ojos compasivos.
California es el primer estado norteamericano que aprobó oficialmente la distribución de la sustancia -sobre la base de un referendum de 1996- a los enfermos de cáncer, sida o que padecen otro tipo de dolencias terminales para aliviar el sufrimiento físico y algunos efectos devastadores de la enfermedad. (Télam-SNI)