La científica presentó "un proyecto de estudio de los terremotos destructivos de Argentina que considera a los sismos históricos que ocurrieron cuando no eran registrados con instrumentos; los del siglo pasado, cuando empieza la era instrumental, y los detectados actualmente con sismología de banda ancha".
"La integración de toda la información sismológica nos va a permitir hacer un mapa de peligro sísmico con los antecedentes históricos. Patricia Alvarado
Así, a través de la informatización, se genera un modelo probabilístico que aportará datos fundamentales al momento de construir edificios, puentes, centrales nucleares, emprendimientos mineros o hidrocarburíferos, túneles o fábricas.
Alvarado, quien recibirá 100 mil pesos en la actual sexta edición del Premio Nacional L´Oréal-Unesco, es doctora en Geología y Ciencias de la Tierra, investigadora independiente del CONICET y profesora titular en la Universidad de San Juan.
Como un electrocardiograma, la sismología de banda ancha permite hacer uso de las ondas sísmicas que se registran continuamente, para conocer el suelo donde hay sismógrafo instalado, desde una pequeña vibración hasta un terremoto grande como el que ocurrió en Chile, en un mismo registro que pueda separar cada información.
Así, podrá saberse dónde ocurrió un sismo, qué liberación de energía tuvo y en qué momento ocurrió, para saber si es local o réplica de otro.
El registro del ruido continuo -que viene del tráfico urbano o las olas en región continental- se usa para el estudio las primeras capas del subsuelo, porque por donde va pasando la onda, cambia por las características que tiene el subsuelo, donde hay hidrocarburos, mineralizaciones y aguas subterráneas.
Alvarado contó que lograron recopilar el registro histórico de eventos que "están escritos en diarios, en documentación, en pinturas, y que hablan de los efectos de un sismo".
"Ese mapa es muy útil para armar las ´intensidades sísmicas´, una medida subjetiva de cómo lo percibió la población y cómo afectó las estructuras, y permite determinar la zona epicentral y orientar cómo se movió y cuál es la falla geológica que da origen al sismo, calculando la recurrencia de un evento a futuro", dijo.
La información más antigua que se conoce en el país es un terremoto de 1692 en Talavera del Esteco, en Salta; en tanto, instrumentalmente hay registro del terremoto en 1948 de Salta, y de los que ocurrieron separados por ocho horas en Tierra del Fuego, en 1949, considerados por los estudiosos "más grande que los de San Juan o Mendoza, y los más destructivos".
Otros eventos de la Argentina sísmica ocurrieron en 1944 en Sampacho, Córdoba; en 1936 en San Luis; en 1845 y 1888 en la Cuenca del Salado, más otros en Tucumán, Catamarca y La Rioja.
"Si bien para ver la recurrencia de un sismo necesitamos escalas de cientos o miles de años, es útil saber dónde ocurren porque uno empieza a mirar las zonas del entorno que se van a recargar de energía, y se ponen en alerta para un evento próximo", advirtió.
Un sismo ocurre por una liberación repentina de energía producida por el movimiento de las placas, ya que la Tierra está dividida en su parte más superficial, donde la corteza se va partiendo y, en su choque entre sí, genera esfuerzos de frotación al quedar trabadas, hasta que al cabo de muchos años de seguir moviéndose, liberan fuerza súbitamente por falla geológica.
Alvarado consideró que "el premio es muy simbólico en cuanto a reconocer el trabajo de la mujer, pero además pensamos usarlo para colaborar con grupos que tienen tradición en los estudios sísmicos históricos, en poder complementar el equipamiento y becarios: la nueva generación de sismólogos con una visión multidisciplinaria".
Fuente: Télam
