Pero el rutinario pulso del lugar cambió drásticamente cuando invadió en el hall central la cantante Dorita Chávez entonando las primeras estrofas de "Dos gardenias", que dieron comienzo a una performance de boleros, a cargo de ella y sus músicos, y de danza, de la mano del joven grupo Pleimovil.
"Me parece alucinante esta propuesta de sorprender a la gente en medio de su rutina. Es una manera de cambiarle el día y sacarle una sonrisa. Para una artista independiente como yo, este tipo de iniciativas son un impulso para seguir adelante. Es una forma de que la gente que no nos conoce nos escuche, y para eso cantamos", dijo Chávez y agregó: "Primavera es sinónimo de amor, como también lo es el bolero. Por eso la propuesta es redonda".
"Es interesante transformar un espacio de paso, prácticamente un no lugar, y habitarlo, ponerle el cuerpo, porque por lo general uno sigue de largo", observó Laura Stivelman, integrante de Pleimovil.
Mientras dos de los bailarines danzaban al compás de "Sabor a mí", Hugo y Susana, una pareja que viajaba a Ezeiza, se abrazó y contempló con una sonrisa la inusual escena.
"Nos encanta la música, a los dos nos gustan los boleros y nos sorprendió mucho escuchar estas canciones acá", dijo ella.
"Me gusta el contraste entre la vorágine de este lugar de tránsito y la posibilidad de detenerse a disfrutar de la música y del baile", opinó Ezequiel, un músico de 38 años que decidió llegar más tarde a su reunión en Avellaneda, para escuchar el repertorio de Chávez.
Algunos bailaron, otros optaron por disfrutar de la música y el baile como meros espectadores o registrando el momento con sus celulares. Lo cierto es que la estación del romance llegó a Constitución para quitarle el rótulo de "lugar de paso" y convertirla en un escenario distinto.
Fuente: Télam