Durante su homilía, el párroco, Pbro. Armengol Acevedo, destacó que “estamos celebrando a la Patrona de esta parte de la comunidad parroquial, a la Virgen María embarazada, llevando en su seno la esperanza del nacimiento de su Hijo Jesús. Esperanza que tienen muchas mujeres de tener a sus hijos entre sus brazos. Por eso pedimos que Ella les consiga de parte de Jesús esa gracia”.
“Hoy la Iglesia nos invita a levantar nuestra mirada al Cielo, no como firmamento sino a Dios desde donde salió Jesús, para estar entre nosotros y tomar la naturaleza humana. Naturaleza con la cual regresa a su Padre y entra en la vida divina de la eternidad, para mostrarnos así el destino al que tenemos que apuntar en nuestra vida cristiana. Para participar de esta felicidad eterna debemos seguir a Jesús haciendo obras buenas”, apuntó el sacerdote.
Asimismo, afirmó que “lo que nos aparta de ese bien absoluto es el pecado, pero el Padre nos envió a su Hijo para que nos alejemos del mal y sigamos a su Hijo para volver purificados a su morada eterna. Por lo tanto, seguir con fidelidad a Jesús nos asegura que vamos a estar con Dios en el Cielo. Ésta es la verdad que ilumina nuestra vida de creyentes, que hemos salido de Dios porque Él nos ha creado, y nos ha hecho para Él”.
Pidió al Espíritu Santo “que esta verdad de nuestra fe nos ayude a vivir en este mundo haciéndonos cargo de las cosas de cada día, pero con nuestro corazón puesto en el Cielo, porque nuestro corazón está hecho para Dios. Y esto es lo primero que Jesús nos muestra volviendo a la Casa de su Padre”.
Por último, expresó que “la otra lección de este día es que Jesús cuando dijo: ‘Vayan y prediquen el Evangelio’ pone en las manos de la Iglesia la continuidad de su misión. Entonces también pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a que todos conozcamos estas verdades y aprendamos a vivir con alegría esta vida, que es regalo de Dios”.
Al finalizar la Santa Misa, el Padre Acevedo agradeció a los miembros de la comunidad que hayan trabajado unidos para honrar a su Patrona, preparando y participando diariamente del rezo del Santo Rosario y la Novena, como así también la Procesión y Santa Misa de ese día.
Luego bendijo los vientres de las embarazadas presentes.