Investigadores de la Universidad del Estado de Michigan, en Estados Unidos, pidieron a diez voluntarios que tocaran durante diez segundos cada componente de veinte artefactos explosivos que posteriormente fueron almacenados durante un mes y luego detonados.
Cuatro de los explosivos contenían una cantidad suficiente de ADN como para identificar a "terrorista" y de otras cinco se pudieron extraer trazas del material genético, pero no se pudo analizar. (Télam)