Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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Publican poesía y teatro completo de Humberto Costantini

Jorge Boccanera

Como un modo de interpelar a la vida desde la oralidad de un Whitman canyengue y con una conciencia a la altura de su tiempo, podría caracterizarse a la producción literaria del poeta, dramaturgo y narrador Humberto "Cacho" Costantini (1924-1987), de quien acaba de aparecer la antología "Poesía y Teatro. Obra Completa".
El libro que compendia su poesía -las varias ediciones aumentadas bajo un mismo título de "Cuestiones con la vida" desde 1966- y siete piezas de teatro, lleva el sello R y R (Razón y Revolución).

La reedición de los libros de Costantini evidencian la popularidad que gozaron con textos convertidos en clásicos; como los poemas "Porteño y de Estudiantes", "Che" y "Gardel" -éste último grabado en placa de bronce al frente de la Casa Carlos Gardel, en Medellín.

Para Rosana López Rodríguez, autora del prólogo de esta antología, "Costantini no escribe como una concesión a lo popular, sino como una expresión genuina de su espíritu involucrado con todo lo que tiene de vital la experiencia humana"; expresión en la que late: "una sed de vida colectiva, de comunión, en los que suele estar presente la apelación al receptor para una actividad conjunta".

Un amigo de Costantini, el poeta Horacio Salas, rememora con sabor de anécdota cómo y cuándo lo conoció: "Nos presentó en 1959 Ernesto Sabato en el bar Querandí; allí se reunían los escritores que acababan de fundar la revista El Grillo de papel".

"De repente Sabato dijo con tono sentencioso: ´La guerra saca a la superficie lo peor y lo mejor de los seres humanos´; Cacho replicó¨: ´La guerra siempre es una mierda, todo lo demás es retórica´; yo con mis dieciocho años creía que todos los dichos de Sabato eran irrefutables; que alguien argumentara con esos términos contra el mayor escritor mediático me dejó anonadado".

Desde allí, Salas se integraría a la revista y ensancharía una férrea amistad con Costantini: "Por esos días le mostré un poema y me dijo que eso no era lo mejor que yo podía escribir, que lo tirase; esa contundencia me condujo a repensar mis creencias y gustos poéticos".
Entre el tono epistolar, el pasaje narrativo, la letra de canción y la oralidad del coloquio, la poesía de Costantini es, según Salas, heredera directa de Mario Jorge de Lellis, poeta de quien fue íntimo amigo" y con quien coinciden en un interlocutor a la mano con frases que apelan a la cercanía del gesto confidencial: "te lo digo sin vueltas…".

Salas ubica a Costantini en el marco de la generación del 60; por un lado un fraseo conversacional, pleno de ironía y locuciones populares; por el otro: "Repensar la Argentina, su historia, su literatura, el reflejo de su cotidianeidad, sus mitos y sus ídolos".

Resaltan, además, poemas a sus amigos -como el dedicado al poeta Roberto Santoro, desaparecido en plena dictadura- y el destierro, que le arranca versos como éstos: "….quiere decir exilio/ y dice arena lenta,/ o dice sombra, esa ceniza/ que lo va sepultando poco a poco".
De su lado, la sección "Teatro" compendia un desempeño iniciado en 1964 con la publicación de los monólogos: "Estimado prócer", "La llave", "Un señor alto, rubio, de bigotes"; a los que siguió otro monólogo, "¿De qué te reís?", y tres obras escritas en el exilio: "La traición de Viborg", la pieza para niños "Una pipa larga, larga, con cabeza de jabalí" y "¡Chau Pericles!".

El crítico de teatro Jorge Dubatti sostiene que persiste: "Una deuda con la dramaturgia de este autor: "Ausente en las historias y los estudios sobre el teatro argentino de los 60 a hoy".

"Falta aún escribir un libro sobre el Costantini dramaturgo -opina-, así como sobre sus relaciones con otros narradores que practicaron la dramaturgia en esas décadas, entre ellos David Viñas, Pedro Orgambide, Rodolfo Walsh, Francisco Urondo, Manuel Puig, Haroldo Conti y Abelardo Castillo".

Analizando las primeras obras citadas, destaca Dubatti: "La complementariedad natural entre el monólogo y el cuento en primera persona. Además, el monólogo es uno de los géneros más ´literarios´ del teatro, se aparta por su convención del realismo escénico y, al dar cuenta de la palabra interna del personaje, permite aproximaciones a la representación de la subjetividad, al expresionismo".

Coloca como ejemplo a "Un señor alto, rubio, de bigotes" y "¿De qué te reís?, ambos textos presentados por el autor como piezas dramáticas, pero que también integran sus libros de relatos.

Dubatti ubica la concepción teatral de Costantini en el marco del movimiento fundado por Léonidas Barletta en 1930: "Que con cambios internos, se prolonga a lo largo de las décadas y sigue viva; una dramaturgia de alto valor literario, de modernización y búsqueda con el objetivo de crear conciencia social".

Sobre "¡Chau Pericles!" -pieza notable que se mueve entre la denuncia, el absurdo y una singular metafísica-, señala Dubatti: "Empieza como comedia y termina como tragedia".

"¡Chau Pericles!", basada en la profecía de un jubilado ferroviario que viaja por pueblos del interior dando conferencias centradas en un único mensaje ("Que tras el quiebre de la dictadura, la Argentina se acabó"), es un texto clave para pensar la postdictadura como trauma y consecuencia del horror histórico", concluye Dubatti.

Fuente: Télam

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