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Sabado 20 de Abril de 2024
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¿Pueden los eclipses cambiar la historia?

Los antiguos los vieron como signo de la ira de los dioses y presagio de terremotos, hambrunas y plagas. Pero más allá de la naturaleza, se dice que también incidieron en acontecimientos políticos, como la Guerra del Peloponeso y la conquista de América
(DIARIOC, 15/06/2011) Un ejemplo de esta incidencia en la historia fue el de Cristóbal Colón, quien, sirviéndose del conocimiento astronómico acumulado hasta entonces, amenazó a los aborígenes de Jamaica: "¡Si no cooperan conmigo, la luna desaparecerá del cielo mañana por la noche!". Era el mes de febrero de 1504 y la cuarta expedición que comandaba el genovés agonizaba cercada por el hambre y la indisciplina. Los nativos, que ya habían padecido a manos de los españoles en anteriores viajes, se negaban al intercambio de comida por baratijas. Pero cambiaron de actitud cuando vieron que la predicción del Adelantado se hacía realidad.

Mucho antes, en el siglo Vº antes de Cristo, el historiador griego Tucídides atribuyó a un eclipse la derrota de Atenas en el año 413. En su Historia de la Guerra del Peloponeso cuenta que los atenienses habían bloqueado la ciudad de Siracusa, en Sicilia, y que cuando se preparaban para el asalto final, un eclipse lunar, tomado como mal presagio, los hizo demorar el ataque, superstición que fue aprovechada por los siracusanos para romper el cerco y destruir a la fuerza ateniense.

En el pasado, muchos creyeron también que un eclipse presagió la muerte de figuras históricas, como la del emperador romano Nerón -un suicidio asistido tras la derrota militar- o la de Catalina de Aragón -supuestamente natural, aunque hay sospechas de envenenamiento-, la esposa repudiada por Enrique VII de Inglaterra porque no pudo darle un heredero varón.

Para los caldeos de Babilonia, una de las civilizaciones más antiguas, un eclipse era presagio de hambre y epidemias.

El color rojo oscuro que adquiere la luna durante el eclipse alentó en la antigüedad la idea de que estaba siendo devorada y por eso se derramaba sangre por su superficie. Al no estar en condiciones de entender los motivos de un eclipse, los hombres primitivos pensaron que "algo" estaba consumiendo a la luna.

También las plagas y pestes que hacían estragos en la población durante la Edad Media, como la más mortífera de todas, en 1348, y hasta la Primera Guerra Mundial en 1914 serían calamidades anticipadas por el ocultamiento del sol o de la luna, según la creencia de muchos.

Para muchas tribus africanas, todavía en la actualidad un ocultamiento del sol es un terrible presagio, que anuncia la muerte de un jefe o bien una época de hambruna o peste.

Una tradición sudafricana dice que en 1835 una tribu zulú cruzó el río Zambeze para escapar a las persecuciones del gran rey Shaka. Todos ellos fueron devorados por los cocodrilos, y un eclipse, que se produjo inmediatamente después, fue tomado como muestra del enojo divino.

Tanto en India como en China, los dos países más poblados del mundo, abundan los mitos y las historias en torno a estos fenómenos que en unos casos son buenos augurios y en otros malos presagios. Algunos creen que si el sol, la mayor de las estrellas, deja de brillar, inexorablemente algo grave pasará. Cuando en la India se produjo un eclipse solar total en junio de 2009, muchas embarazadas reprogramaron sus cesáreas, ya que se cree que tiene influencia en la preñez.

En la China antigua, como en África, eran presagio de catástrofes naturales o de la muerte del emperador.

Ahora bien, todavía hoy, a pesar de que la ciencia ha esclarecido hace tiempo las causas y la mecánica de estos fenómenos, hay sectas apocalípticas que los siguen interpretando como signos del fin del mundo.

El eclipse, dicen los que creen en las brujas, es un mal momento para realizar conjuros o hechizos porque las líneas de fuerza lunares o solares se modifican anulando los efectos de la magia. Una excusa perfecta -aunque no disponible todo el tiempo- para el fracaso de las brujerías.

El sol y la luna juegan a las escondidas desde mucho antes que el hombre pueble la tierra. Ésta gira en torno al primero y la segunda es a la vez nuestro satélite; todo ocurre siguiendo un aceitado mecanismo que permite prever el momento exacto en el que se producirán los alineamientos que hacen que uno de estos dos astros se vuelva invisible por varios minutos, a veces horas. Cuando la tierra interfiere entre el sol y la luna, el primero no puede iluminarla y se produce el eclipse lunar. Cuando es la luna la que se interpone entre el sol y la tierra, tenemos un eclipse solar, por lo general, mucho más impactante que el otro. (Infobae)

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