Catamarca
Martes 23 de Abril de 2024
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¿Quién no ha pensado alguna vez en dejar todo atrás?

En A propósito de Majorana, el escritor y periodista Javier Arguello reconstruye las últimas horas antes de la desaparición del físico siciliano Ettore Majorana al interior de una suerte de thriller de investigación donde la misma figura del investigador, objeto de un sismo identitario, provoca una cantidad de preguntas sobre el deseo, los estándares de producción, el lugar que se cree ocupar y el que efectivamente se ocupa.
El libro, publicado por Random House Mondadori, hace retornar a estas playas la figura de Majorana -uno de los precursores de la fisión nuclear, cuya desaparición fuera estudiada en un libro antológico por el escritor italiano Leonardo Sciascia- y una serie de cuestiones que recuerdan al mejor Fogwill.

Arguello nació en 1972 en Chile; su familia es argentina y está radicado en Barcelona desde hace años. Es autor de Siete cuentos imposibles, El mar de todos los muertos y La música del mundo.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

T : ¿Cuándo y cómo conociste la historia de Ettore Majorana, y decidiste hacerlo partícipe de una ficción?
A : Me encontré con Ettore Majorana a través de un artículo publicado en un diario de Buenos Aires en el que se hablaba de él. El artículo me lo mandó mi madre y la nota que lo acompañaba decía Mirá tu tía abuela. Resulta que mi tía abuela era un personaje medio público a causa de que era la viuda del Nobel de literatura Miguel Angel Asturias. Lo que contaba el artículo era que en una visita suya al festival de cine de Taormina, en Italia, salió el tema de Majorana y ella dijo que no entendía por qué seguían hablando de la desaparición (de Majorana) si vivía en Buenos Aires y ella lo conocía porque frecuentaba la casa de unas amigas suyas.

Cuando los periodistas quisieron saber más ella los derivó a su hermana que vivía en Buenos Aires, pero cuando éstos la consultaron, ella no quiso hablar del tema. A partir de ahí fue que me puse a leer todo lo que encontré al respecto y dado que mis tías abuelas ya habían muerto y no tenía a quién preguntar más, decidí irme a Nápoles a ver qué podía averiguar yo. Lo que ocurrió en Nápoles fue maravilloso. Un montón de personas que yo no conocía se empezaron a interesar en la historia y me empezaron a ayudar con la investigación. Desde un policía que me llevaba en su propia moto a seguir pistas hasta físicos de la universidad que me explicaban la vida y obra de Majorana. Y juntando las piezas elaboré mi propia versión de los hechos, que es lo que se cuenta en la novela.

T : Los paralelos entre las peripecias del físico y del gringo Ross (uno de los personajes de la novela) parecen darte pie para contar algo que tiene mucho de galería de espejos. ¿Esto es así?
A : El personaje del gringo Ross representa el saber experiencial en contraste con el saber teórico. Majorana trabajó una idea de la física que apuntaba a la comprensión de la totalidad, no a la división de la realidad en partes para su mejor estudio y análisis. Por diversas razones a mí me ha tocado viajar bastante en barcos de vela, y en la soledad de los días en alta mar, en la íntima comunión del viento con las velas, de las velas empujando el casco y del casco surcando las olas, se alcanza una comprensión bastante acabada del mundo como totalidad, no como suma de partes, que es la visión que la ciencia ha tendido a popularizar. Es por eso que Majorana era un incomprendido entre los científicos, y por lo que sus trabajos están siendo revisitados hoy en día a la luz de las teorías de campo unificado. En la soledad de las noches en el mar con que el gringo Ross está más familiarizado, puede sentirse la potencia del mundo entendido como totalidad.

T : ¿Cuál es tu hipótesis -no la de Aguiar- sobre la desaparición de Majorana?
A : Como me dijo uno de los físicos con los que me entrevisté en Nápoles, cuando hay dos pistas que conducen hacia un lugar la probabilidad es débil, pero cuando hay más de diez que apuntan en esa dirección la probabilidad de que se trate de la dirección correcta empieza a fortalecerse. En este caso, este mismo físico me habló de más de diez pistas que apuntaban a que Majorana haya pasado al menos algún tiempo de su vida en Buenos Aires.

T : ¿Por qué pensás que esta clase personajes atraen tanto a los buscadores de complots, conspiraciones, debilidades, vanidades? Majorana recuerda mucho, si se quiere, a cierto Bobby Fischer.
A : Creo que hay varios elementos que lo vuelven atractivo. Por un lado está el contexto, la época de la segunda guerra, la construcción de la bomba atómica, que lo envuelven de ese halo de película de espías. Por otro lado está el tema de la desaparición en sí mismo que resuena muy profundo en todos nosotros. ¿Quién no ha pensado alguna vez en la posibilidad de dejar todo atrás para empezar de nuevo en otro sitio? Esto se toca también con otro tema enorme de la literatura y de la narrativa en general, que es la posibilidad de ser otro. Si a eso le sumamos los datos que aporta la teoría cuántica al respecto, con el punto de vista como creador de la realidad y como posibilitador de la existencia palpable de realidades paralelas, el cóctel ya está servido.

T : En estos casos, ¿cómo no correr el riesgo de que el propio objeto de investigación se termine tragando al libro?
A : Muy buena pregunta. Recordando en todo momento que lo que guía una historia no son los datos ni las teorías, sino el conflicto humano. Recordando en todo momento que lo que importa es lo que le pasa a los personajes cuando averiguan lo que averiguan y cómo afecta eso a su propia humanidad, a su propia vida. Recordando que eso, el modo subjetivo y humano en el que viven lo que viven es lo que importa por sobre el contenido de lo que van averiguando. Y eso es lo más difícil del oficio, dotar de emoción y de humanidad a unos personajes que de otro modo no logran salir de las dos dimensiones de la página. Lo que nos interesa a los seres humanos es lo que le pasa a los seres humanos frente a las experiencias a las que decidimos enfrentarlos, no las experiencias vacías por más llamativas que resulten. Eso es al menos lo que a mí me interesa de la literatura. En este caso se trataba de nunca perder de vista el modo en que toda la investigación y las propias exploraciones en la física afectan a la vida y a las creencias de Ernesto Aguiar, el protagonista.

T : Finalmente, desde Barcelona, ¿Cómo estás viendo a la literatura latinoamericana y a la argentina en particular?
A : Estoy viendo que en Europa siguen muy interesados por lo que se hace de este lado del mundo porque el hecho de estar un poco más alejados del centro, cultural y geográficamente hablando, nos hace conservar una cierta autenticidad en el modo en el que abordamos la realidad. Y eso resulta estimulante. Y creo que es muy importante que nunca lo perdamos de vista.




Fuente: Télam

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