Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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Rezar, callar y mentir: la barbarie nazi con ojos de niña

El relato una niña de 12 años que se ve obligada a camuflar su origen judío mientras convive con una familia que adhiere al régimen nazi sostiene la tensión dramática de "La niña y su doble", novela del escritor Alejandro Parisi, que toma como punto de partida un episodio verídico para reflexionar sobre la condición irreductible de la identidad.
La experiencia de Nusia difiere de todas aquellas que desde Ana Frank en adelante han testimoniado el horror de la persecusión nazi a los judíos y la próximidad con la muerte en los campos de exterminio: para esta niña de origen polaco, sobrevivir implicó camuflarse entre los genocidas y resistir en silencio las diatribas que se vanagloriaban del raid asesino.

Rebautizada primero como Stanislawa y luego como Slawka, fue obligada a dejar su familia, su lengua y su identidad. A crecer lejos del cobijo materno, a llorar en secreto la desintegración de su mundo y a vivir la amenaza de que su verdadera filiación saliera a la luz y ya no hubiera forma de eludir una muerte sangrienta.

"El pasado de una persona no es necesariamente el reflejo literal de una experiencia sino el resultado de lo que uno recuerda y cómo lo recuerda. En este sentido, lo que me interesó todo el tiempo mientras escribía la novela era ser fiel a lo que la Nusia me había contado, que ella se sintiera reflejada en el relato", apunta.

La historia que Parisi narra en "La niña y su doble" condensa dos supervivencias: la de esta heroína llamada Nusia Stier de Gotlib que sale indemne de la barbarie nazi y la de su testimonio, que permaneció oculto durante décadas y no compartió siquiera con su marido y sus hijos hasta hace cuatro años, cuando decidió que era tiempo de dejar escapar su secreto.

"Nusia sobrevive haciéndose pasar por una chica católica, toma la identidad de una niña ucraniana muerta y es adoptada por la mujer de un general ucraniano que en la primera guerra mundial había sido mano derecha de Symon Pletyura, uno de los militares que mayor pogromos (matanzas) hizo en Galitzia, donde mató muchísimos judíos", relata el escritor.

"Todo este camuflaje que la obligó a vivir por fuera del guetto, en la zona aria, y a asistir a las fiestas de los nazis le generó una culpa muy fuerte. Muchos sobrevientes sienten algún grado de culpa, en el caso de ella este sentimiento la acompañó durante mucho tiempo y la llevó a no contar nada", apunta.

La niña instigada a "rezar, callar y mentir" durante largos años se transformó en una mujer atormentada. Le pesaba la culpa de haber sobrevivido -una suerte que no corrieron ni su padre ni su hermana mayor, Fridzia-, un pesar redoblado por la ausencia de secuelas físicas o de las imágenes insoportables que acompañan hasta el fin a los sobreviventes de los campos de concentración.

"Le llevó mucho tiempo comprender que su sufrimiento no había sido menor -indica Parisi-. Había perdido a su familia y además había sido adoptada por un geógrafo militar que era consultado permanentemente por los nazis para saber cómo debían llegar a Ucrania para continuar con el plan de exterminio a los judíos".

"La niña y su doble", editado por Sudamericana, se entronca con una genealogía inagotable dedicada a testimoniar uno de los períodos más oscuros de la civilización humana pero no agota ahí sus recursos, en tanto ofrece una lectura sobre la construcción de la identidad: lo que se pierde y lo que permanece inmutable cuando es acechada por el olvido o la violencia.

"Cuando escuché por primera vez el relato de esta mujer el primer impulso fue asociarla con los hijos de los desaparecidos que fueron dados ilegalmente en adopción, pero el caso de Nusia es más complejo, porque mientras aquellos chicos conocieron tardíamente su verdadera identidad, ella nunca dejó de saber quien era y en esas circunstancias vivió con gente que adhería al régimen que planeaba asesinar a su familia y al resto de los judíos", explica.

"Ella cuenta que por momentos creyó que tenía valor y en otros, por el contrario, llegó a pensar que era una estupidez esta persistencia de la idea de sobrevivir porque la obligó a presenciar escenas terribles, como la de los fusilados en la calle", afirma.

No es la primera vez que Parisi aborda la cuestión del Holocausto ni tampoco la primera que construye una ficción en torno a un relato autobiográfico, ya que en 2009 publicó "El guetto de las ocho puertas", una novela basada en el testimonio de Mira Ostromogilska, una polaca que narra sobre su permanencia en el guetto de Varsovia.

"Al principio tenía miedo de escribir dos libros casi iguales, pero descubrí que son dos historias particulares muy distintas entre sí. En ambas sí hay una carga moral muy fuerte, porque no es la misma, cuenta la historia de cualquier otro personaje que la de dos mujeres que han pasado por horrores como los que atravesaron", señala el autor de "Delivery".

Fuente: Télam

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