Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
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Rituales de un Pinocho adulto, en la performance de Mondongo

En el marco de la Bienal de Performance, que se desarrolla hasta el 7 de junio en diversos espacios del país, el colectivo de artistas Mondongo, que integran Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, presentan una performance que transcurre en una vidriera de Palermo, donde un moderno y adulto Pinocho se aboca a realizar diversos rituales de la cotidianeidad.
"No soy tan joven como para saberlo todo" es el título de esta obra que se podrá ver desde el próximo domingo a las 20, únicamente desde la vereda de Gurruchaga 2465, en la Vidriera Mondongo, un flamante espacio de exposición y experimentación -sin cartel ni referencia-, muy cerca del taller donde materializan sus obras estos artistas que cobraron reconocimiento por trabajar con carne, galletitas, chicles y otros materiales inusuales.

El transeúnte desprevenido que pase por allí hasta el próximo sábado no podrá dejar de sorprenderse con la impresionante réplica del Salón de Espejos del Palacio de Versalles, una versión en pequeña escala y en perspectiva, en la que se moverá este personaje adulto, interpretado por José Fogwill -el hijo del escritor Rodolfo Fogwil.

Escondido en una moderna máscara de espejos de larga nariz y colores plateados o dorados, Pinocho se abocará a realizar diferentes actividades, que adquieren cariz de ritual, como barrer, cortar una torta, mirar cuadritos de arte argentino, sentarse entre diferentes calaveras, entre manos que se aparecen por los costados de esta impresionante construcción realizada con plastilina y otros materiales.

"Serán como cuadros en movimiento. Como hacer un agujero dentro de la realidad y ver", dice en una entrevista con Télam Manuel Mendanha (1976), sentado cerca de su mujer, Juliana Laffitte (1974), en la intimidad de su taller. "Además, lo de la vidriera es una combinación directa con el público y nosotros siempre tuvimos esa fantasía", agrega.

"Visto desde afuera, es como un túnel, un palacio y dentro, encerrado, un loco, que es Pinocho, que denota mucha soledad. Y después, cada escena tiene algún tipo de alegoría", cuenta Laffitte, y ejemplifica con la parte en que Pinocho se pasea con una suerte de vestido de novia y -desde las ventanitas del costado- aparecen manos con tijeras que lo destrozan.

"El apropiarse de cuentos de la infancia no es nuevo en la obra de Mondongo: usan la historia como un catalizador para exponer debilidades y excesos de la humanidad. Aquí exhiben la vida adulta de Pinocho conservando ciertos rasgos de lo inanimado", escribió sobre esta performance Oscar Smoljan, director del Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén, quien los convocó a la bienal.

Es que además de sus obras que han cobrado fama internacional, como la cara de Maradona con cadenitas de oro, el rostro del Papa con hostias, el retrato de los reyes de España con espejitos de colores, Mondongo realizó una serie de ilustraciones de Caperucita Roja de Perrault, en plastilina, en donde la niña aparecía como una suerte de lolita y el lobo como un elegante seductor.

"Evidentemente, tenemos una atracción medio especial con los cuentos infantiles", reflexiona Juliana, y cuenta que desde el año pasado vienen trabajando en varios dibujos y acuarelas dedicadas a la famosa marioneta de madera que cobra vida en el taller de Gepetto.

El grupo -que en su origen lo conformaban tres integrantes y ahora solo dos, ya que Agustina Picasso se radicó en Estados Unidos- viene de una exitosa gira por museos de San Juan, Córdoba y Neuquén, donde se vieron sus inmensos paisajes inspirados en la exuberante naturaleza de Entre Ríos, confeccionados en plastilina, y retratos propios y de personajes de sus mundo íntimo, en hilos de algodón.

Donde otrora funcionara una fiambrería clásica de Palermo -"el almacenero era nuestro primer crítico, le mostrábamos nuestros cuadros y él decía 'me gusta', 'no me gusta'"- y luego una tortería, se sucederá la vida de este Pinocho, en una escenificación que incluye velas, calaveras, espejitos y hasta una pequeña escoba de juguete, un cuadro vivo y muy artesanal.

Además, en paralelo a la obra de Mondongo, Roberto Jacoby y Alejandro Ros presentaran "Papelón" una suerte de pelotero lleno de bollos de papel, a donde el público podrá zambullirse como si fuera una pileta: "el papel, que siempre oficia de soporte para las piezas gráficas, pasa a convertirse en sostén del público", explican.

Fuente: Télam

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