“Basta hacer un simple análisis para llegar a la conclusión de que existe poca o nula predisposición por parte de los ciudadanos por respetar este tipo de ordenanzas, y en algunos casos directamente ignoran su existencia lo que sin duda constituye un liso y llano avasallamiento al derecho de los demás”, sostuvo Dré, y acotó en este sentido un artículo de la Carta Orgánica Municipal en el que se establece que “son deberes de los vecinos: Cultivar las relaciones de buena vecindad y el deber de solidaridad como medio para asegurar un bienestar armónico de los vecinos y como límite al ejercicio abusivo de derechos”; y el art. 2618 del código civil que refiere a las “molestias” que ocasionen el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos, vibraciones o daños similares por el ejercicio de actividades en inmuebles vecinos, agregando la norma que ellos no deben exceder la “normal tolerancia” teniendo en cuenta las condiciones del lugar.
Para la edil, se observa “el ejercicio abusivo en forma diaria en nuestra Ciudad, toda vez que es practica frecuente el uso de motos y automóviles con escapes liberados, la instalación de cajas acústicas en automóviles y motos, el uso en automóviles, camiones y colectivos de bocinas de aire comprimido, actividades que, entre otras, producen una gran contaminación sonora”, precisando que “ se llama contaminación acústica o sonora a la que altera las condiciones de sonido normales del medio ambiente en una determinada zona” y “si bien el ruido no se acumula, traslada o mantiene en el tiempo como las otras contaminaciones, también puede causar grandes daños en la calidad de vida de las personas si no es controlado en forma efectiva”, concluyó.