Además de ser una exploración del mal, configurada en capítulos que pueden leerse como relatos salvajes, sin moraleja, de un futuro perdido, el libro es y hace una pregunta sobre el sentido de la escritura, una interrogación del mundo y el lugar de la literatura, que no pierde nunca de vista a la poesía.
¿Cómo empezó este libro?
Esta novela la empecé a escribir a partir de un cuaderno pulp que me regaló Juan Ignacio Boido. Yo me estaba restableciendo de una meningitis. Cuando me lo dio, le agradecí y le dije que iba a escribir una novela a tono con el cuaderno, una novela pulp. Así fue, estaba en Gijón, en Semana Negra, parando en un hotel que se llamaba Pathos (que aparece en el libro), donde había un puticlub enfrente, el Privé, y a una cuadra estaban las amarras y los barcos. En esa cercanía del mar, los callejones y el puerto, empecé a escribir.
Fuente: Télam