Sin entender muy bien lo que sucedía, la mujer abrazó fuerte a su hija, una niña de 10 años de edad, y comenzó a rogar por ayuda. De inmediato, agentes que prestan servicio en la Comisaría 45, enclavada frente la plaza del barrio, respondieron a los pedidos de ayuda de la mamá y a partir de ese momento se convirtieron en los protagonistas de esta historia de héroes y milagros, pues su rápida acción permitió salvar la vida a la pequeña.
“Pudo haber sido una tragedia. Los médicos me dijeron que fue un milagro, porque podría haber muerto”, contó a EL LIBERAL Rosa Isabel Soria, madre de la pequeña, quien admite que desde aquel terrible momento su hija vive con temor “hasta de tocar la heladera”.
Y es que a pesar de que el choque eléctrico no le dejó ninguna secuela física, el shock emocional que atraviesa Salomé le impide regresar a la escuela y continuar con sus actividades cotidianas.
El accidente se produjo el miércoles por la mañana cuando la niña decidió acompañar a su madre y su tía hacia la parada de colectivo ubicada a unos pasos de la plaza, para luego quedarse a jugar con su amiguita como hacía habitualmente.
La pequeña Salomé se quedó en el centro de dicho espacio verde, sin saber que días atrás el fuerte viento había logrado soltar unos cables eléctricos de una columna enclavada en el paseo.
“Sentí como un golpe fuerte”, relató la propia Salomé intentando describir la sensación que sintió cuando sorpresivamente la corriente la expulsó con fuerza a un metro del lugar y le provocó unos fuertes calambres en sus piernas.
Al ver lo que le pasaba a su hija, Rosa se desesperó. “Ella empezó a gritar. Me abrazó y me decía que no podía caminar, me gritaba que le dolían las piernas”, explicó la mujer visiblemente conmovida con el relato.
“Le dije a la chiquita que estaba con ella que llame a la policía que estaba en diagonal a la plaza. Inmediatamente, llegaron a la plaza, levantaron en brazos a mi hija y en el móvil nos llevaron al Cepsi Eva Perón”, continuó.
Una vez en el Centro Provincial de Salud Infantil, los médicos revisaron a la menor y advirtieron que, inexplicablemente, la descarga eléctrica no había lesionado su cuerpo. “La revisaron, le pudieron oxígeno y la tuvieron en control hasta cerca del mediodía cuando recién le dieron el alta”, expresó Rosa, al mismo tiempo que resaltó que los médicos “dijeron que fue un milagro”.
“La corriente fue muy fuerte, podría haber pasado una desgracia, incluso muerto o haberle quedado alguna secuela”, agregó.
Salomé cursa el cuarto grado E, de la escuela Benjamín Gorostiaga, pero por la sensación de inseguridad que tiene luego del desgraciado hecho, los maestros le aconsejaron regresar el lunes a clases.
“Cuando regresé del hospital no podía parar de llorar, porque pensaba lo que podía haberle pasado a mi hija, ése era mi dolor. Desde que volvimos tengo miedo hasta que se acerque al televisor, ella misma no quiere abrir la heladera, quedó con ese miedo”, insistió.
Rosa Isabel Soria vive en el barrio El Vinalar junto a su marido y sus dos hijos de 10 y 12 años. La mujer resaltó la rapidez con la que actuaron los policías de la Comisaría 45 de esta ciudad y los médicos del Cepsi Eva Perón, en la atención de Salomé.
Fuente/ elliberal.com.ar
