Ser maestros es una tarea y un desafío que se renueva al mirar a la cara de cada niño, niña, que nos miran buscando en nuestros rostros a alguien que devuelva esa mirada transmitiendo amor y sabiduría. Debemos tener en cuenta que el maestro no es mezquino, no esconde el conocimiento, al igual que el pasaje bíblico que citamos al inicio debemos colmar esta búsqueda “comieron hasta saciarse”. El docente está dispuesto a dar, así cumple con su vocación.
La escuela católica fundamenta su proyecto educativo en Cristo, orientado a obrar una síntesis entre fe, cultura y vida. Todo aquel que dentro de nuestros claustros no camina en, con y para Cristo no está haciendo el camino marcado por la Iglesia para las escuelas católicas. Y será tarea de todos hacerles tomar conciencia para que a través de su camino de conversión cambie y quiera servir a Cristo en cada alumno. La misión es una tarea que se renueva, aun en estos ámbitos es necesario un claro anuncio de la Palabra de Dios.
¡Gracias! Dios bendiga a cada uno de los que hacen esta hermosa Casa de formación, irradiando fe y esperanza. Gracias por enseñar, por compartir con cada chico, con cada Familia. Gracias por consolarlos. Gracias por ayudarse los unos a los otros, formando una verdadera comunidad de hermanos. ¡Gracias!
Que Nuestra Madre Santísima, que junto a San José tuvieron la feliz misión de recibir al Niño Dios en el seno de su Familia, nos enseñen a ser fieles “maestros”, comprometidos con el don de cada niño que se nos ha confiado.
De corazón, les imparto mi bendición.
Mons. Luis Urbanc
8° Obispo de Catamarca