"Qué privilegio, lo digo en nombre de Colombia, llamar compatriota al hombre que imaginó a Macondo y escribió sobre el poder más grande e influyente de todos, el del amor", aseveró el mandatario sobre el creador de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), autor de "Crónica de un secuestro" y corresponsal en la agencia de origen cubano Prensa Latina, creada en 1959 para contrarrestar la unipolaridad en al información.
Macondo, resumió el colombiano, "son los miles de amigos que Gabo ha dejado huérfano en el mundo porque, si algo hacía mejor que libros era amigos", así como "un mundo nuevo y antiguo a la vez, donde son posibles las utopías de paz que tantas veces buscamos juntos, justicia, libertad y educación".
Mientras que Nieto, quien cerró las disertaciones oficiales, destacó que "la imaginación es una de las más poderosas herramientas humanas que García Márquez llevó por caminos inexplorados invitándonos a viajar con él".
"Su fallecimiento es una gran pérdida para la literatura y la humanidad", continuó Nieto, ya que "varias generaciones soñaron, se deleitaron y encontraron respuestas a las preguntas de la vida en sus historias y relatos".
Gabo, como cariñosamente se refieren al escritor sus seres queridos, "asumió que ficción y realidad son inseparables en los seres humanos y de forma especial en América Latina, por la que luchó con ideas y obras", sintetizó el jefe de Estado mexicano.
Si bien el autor de "Cien años de soledad" descreía de la adulación de los homenajes; el Palacio de Bellas Artes fue decorado con monumentales fotografías de su rostro y más de 10 mil flores amarillas, mientras piezas clásicas de Béla Bartók, Bach y Beethoven sonaban de fondo, además de vallenatos, el género con el propio Gabo comparó con su obra maestra.
Miles de lectores se congregaron a la entrada del antiguo edificio, con rosas, margaritas y otras flores amarillas -símbolo de la buena suerte en el Macondo de "Cien años..."- que esperaban dejar junto a sus cenizas, en el hall central del otrora Teatro Nacional, escenario del último adiós a grandes figuras como Frida Kahlo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Mario Moreno "Cantinflas" y Chavela Vargas, costarricense nacionalizada mexicana.
De esta manera, el palacio de mármol fue sede del mayor homenaje que se haya realizado en México por la muerte de un extranjero, ya que si bien García Márquez vivió cerca de la mitad de su vida en esa ciudad, nunca cambió su nacionalidad.
En una tarima improvisada frente al Palacio, en tanto, estudiantes, músicos y otros amantes de la obra de ´Gabo´ se turnaban espontáneamente para leer fragmentos de sus obras preferidas.
La caravana con las cenizas de García Márquez partió pasadas las 15 horas de México -17 de Argentina- desde su casa de la calle Fuego en el barrio Pedregal de San Angel, encabezada por su viuda, Mercedes Barcha Pardo, sus hijos Rodrigo y Gonzalo, y escoltada por decenas de motocicletas policiales.
Su familia junto al presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar, colocó la urna y realizó la primera guardia de honor al escritor, sobre la alfombra roja por la que desfilaron personalidades de la cultura de todo el globo para despedirse del padre del realismo mágico.
Las puertas del Palacio de Bellas Artes, permanecieron abiertas más de cinco horas para quienes deseaban despedirse del autor de "El amor en los tiempos del cólera" y "El otoño del patriarca"; lapso durante el cual desfilaron por la alfombra morada escritores, políticos, periodistas y figuras de la cultura de todo el mundo.
Acompañado por la primera dama, Marí­a Clemencia Rodrí­guez, Santos destacó el rol de Barcha Prado en la carrera de García Márquez, "una gran mujer -aseguró- que llevó el mundo sobre sus espaldas para que su esposo escribieron".
Tras destacar la hermandad de ambos países, Santos se despidió subrayando que García Márquez, "el más colombiano de los colombianos, seguirá vivo en sus libros y textos pero sobre todo en las esperanzas de la humanidad"; en tanto Nieto remarcó que "para alegría y honra de los mexicanos, escribió en Ciudad México -donde vivió cinco décadas- la obra que le otorgó reconocimiento mundial".
Previo a este homenaje, en Aracataca, el pueblo colombiano ubicado a 2.850 kilómetros de México inspirador del imaginario Macondo, adonde nació el escritor en 1927, cataqueros y cataqueras realizaron un sepelio simbólico con una procesión encabezada por una urna vacía que llenaban con mensajes para Gabo, en tanto recitaban sus partes predilectas de obras como "El coronel no tiene quien le escriba", "Memoria de mis putas tristes" y "La hojarasca".
Fuente: Télam
